La Bombonera se puso guapa. La ocasión lo merecía. Entre nieblas, bengalas y una marea incesante de 'xeneizes', Boca Juniors recibió a Corinthians por un lugar entre los ocho mejores de Sudamérica. Una de esas noches que cualquier aficionado quiere vivir y en la que la alegría y la tristeza quedan repartidas a partes iguales. En esta ocasión, la fiesta fue a parar a Brasil. El 'Timao' logró clasificarse a los cuartos de final después de llegar a una tanda de penaltis que empezó a firmar desde el minuto cero. Benedetto falló su lanzamiento -y una pena máxima en la primera mitad- cuando suponía el pase y permitió que su rival le robase el billete a la siguiente ronda.
El 0-0 de la ida dejaba abierto todo. Sin valor doble de los goles fuera de casa y sin posibilidad de prórroga, era un todo o nada a 90 minutos entre argentinos y brasileños, rivalidad histórica en el fútbol sudamericano. Y quien salió al campo como se deben salir en este tipo de citas fue el conjunto que desfila los colores azul y oro por el Nuevo Continente.
Con una arenga que se encargó de dar Benedetto, el 'Xeneize' arrolló a su rival. Juego directo y vertical; con las bandas de Villa y Zeballos como epicentro de la ofensiva. Tanto el colombiano como el argentino sacaron sus dotes regateadoras a relucir y el primero se aprovechó de la presencia de Fabra, siempre presente en campo rival. El lateral dobló por fuera y por dentro a su compañero para hacer dudar a la zaga del 'Timao', en línea de cinco.
Riguroso protagonista, pero a Benedetto le tocó pasar una primera parte aciaga. Cuando se acercaba el ecuador del primer tiempo, el delantero recibió un preciso centro de Zeballos, que dejó por los suelos a Piton, y no empaló bien la bola pese a estar sin marca y casi en el área pequeña. La Bombonera lo cantó.
Cuando todo pudo cambiar fue cuando el duelo rozaba la media hora de juego. Pol Fernández sufrió un duro codazo de Raul Gustavo y en primera instancia no se pitó nada, pero el colegiado tuvo que ir a revisarlo al monitor tras el aviso del VAR. Con intención o no, el de Corinthians le propinó un golpe a su rival y el trencilla señaló penalti.
Valiente y dejando atrás su fallo anterior, Benedetto se autoproclamó lanzador. Pero el que fuese jugador del América y de Tijuana en México estrelló el cuero en el palo izquierdo de Cássio. Otra vez que cantó La Bombonera antes de tiempo y otra vez que tuvo que encogerse.
Las ocasiones sucedieron una detrás de otra. Los de casa cumplieron ante sus fieles, pero nadie pudo abrir la lata en unos primeros 45 minutos en los que Agustín Rossi, portero de Boca Juniors, pudo irse al vestuario a descansar y no habría pasado nada descabellado. Corinthians ni se acercó. Se limitó a defender y sufrió para mantener el empate a cero en el luminoso.
No fue un dominio tan aplastante el del 'Xeneize' sobre el 'Timao' en el segundo acto como sí lo fue en el primero, pero la sensación era la misma. No llegaron ocasiones manifiestas de gol ni Cássio tuvo tanto trabajo como antes del intermedio, pero la actitud y el lenguaje corporal de los locales eran diferentes y más positivos que los de su adversario. Fue un acoso y derribo constante al área del 'Timao' hasta el 95', cuando Óscar Romero se quedó a centímetros de evitar la tanda de penaltis con un trallazo que rozó el travesaño.
La historia ya desveló su final. El 'spoiler' fue subliminal. Benedetto firmó su trágica noche desde los once metros. El ex del Elche se la jugó todo a una carta siendo el quinto en lanzar y pudo salir a hombros de La Bombonera, impaciente por lo que se venía en una tanda que se celebró en la grada donde estaba la mítica afición 'La 12'.
Rossi respondió cuando le tocó. El arquero 'xeneize' detuvo el tercer lanzamiento de Corinthians después de que su compañero Villa errase. Y paró nuevamente el cancerbero de Battaglia para darle la oportunidad de oro a Benedetto. Era su momento, aquel que desea cualquier delantero. Con quizás demasiada vehemencia, hizo 'un Sergio Ramos' y mandó el cuero a las nubes. Pudo hasta acabar fuera de los límites de Buenos Aires.
La muerte súbita propició el desenlace más doloroso para los argentinos. Cassió paró el penalti de Juan Ramírez, Rossi se quedó a centímetros de hacer lo propio con Piton y Corinthians, muy rácano en La Bombonera, sacó un pase de oro que se tachará de inmerecido. El único pero de un sobresaliente Boca Juniors fue Benedetto.