Tras 21 victorias consecutivas, el contador se puso a cero en el derbi de Mánchester. El United, serio y efectivo, tomó el Etihad Stadium como un cántico de "sí se puede" para hacer ver al City como un equipo terrenal. Sin miedo, el equipo de Ole Gunnar Solskjaer aprovechó un inicio desastroso de su rival y sentenció ante la nula puntería 'citizen'.
La distancia sigue siendo un mundo, son once los puntos que separan ahora a Manchester City y United. Pero es lo mental lo que cambia. Los 'red devils' ya saben que pueden con los de Pep Guardiola, y estos también se saben vulnerables. También les sirve como toque de atención. Con diez partidos por delante y el ejemplo del Atlético de Madrid, esa ventaja se puede esfumar si de pronto se rompe la confianza.
Es evidente que el inicio del partido marcó todo lo de después. Porque puedes prever muchas cosas, pero lo de Gabriel Jesus... imposible empezar peor. 35 segundos de partido y el brasileño derribaba a Anthony Martial dentro del área. Ningún atisbo de duda en Anthony Taylor, que ni necesitó el VAR para decir que había penalti.
Y si le llaman 'Penandes' en Inglaterra, el portugués tenía que justificarlo. Tras reírse de sus críticos esta semana, Bruno Fernandes puso por delante al Manchester United desde los once metros. Le pegó a la izquierda y Ederson le adivinó la dirección, pero aunque llegó a tocar el esférico, el brasileño no pudo impedir el gol.
Con el 0-1 nada más empezar, Pep Guardiola se afanaba en decirles que "cabeza alta" a sus jugadores. Pero entre pitos y flautas, al City le temblaban las piernas, aún vapuleado por ese penalti en la primera conducción del partido. De hecho, Luke Shaw podría haber puesto el 0-2 tras robarle el balón en el área a Cancelo si fuera algo más ducho con la diestra. Con todo a favor, le pegó a las manos de Ederson, que atrapó en dos tiempos.
El City tardó unos 25 minutos en abrir los ojos y asimilar dónde estaba. Hasta entonces, el United manejaba el balón con comodidad mientras el equipo de Guardiola era el que esperaba atrás, replegado, en un mundo al revés. Pero cuando se calentaron, los 'citizens' se empezaron a acercar a lo que habíamos visto durante meses.
Sterling empezaba pidiendo un penalti que no existió, después Zinchenko hacía volar a Dean Henderson por primera vez y De Bruyne rondaba con el colmillo afilado la frontal del área. Ahí se hizo grande y encontró un buen socio en Mahrez, al que le faltó precisión. Justo antes del descanso, Gabriel Jesus se quedaba a centímetros de empujar un tiro muy cruzado del argelino.
Pero aquello no pasó de espejismo. Tirar muchas veces no es sinónimo de gol, y como suele pasar, el segundo tanto del United llegó cuando el City acababa de avisar. Apenas entrada la segunda parte, Rodri recogía una dejada de Gabriel Jesus y la estrellaba en la cruceta. Una acción que pudo cambiar todo, pero no lo hizo.
Dos minutos después, el United dejaba casi sentenciado el partido. En otro balón al espacio para Marcus Rashford, esta vez más dedicado a los demás que a sí mismo, el inglés vio la subida de Luke Shaw al área. Al principio del partido se quedó con la espina del gol y se la sacó con un remate cruzado que entró casi llorando ante la mirada de Ederson.
Otro 'palo' para Guardiola, que intentaba agitar el árbol buscando más profundidad por fuera con Walker y aire fresco por dentro con Phil Foden. Y sí, lo encontró, pero nunca llegó a desmontar por completo a un Manchester United que este año combinó días grandiosos con verbenas atrás. Esta vez, Solskjaer dio con la tecla para presentar un equipo sólido y sobrio.
La nota más negativa para los 'red devils' fue la lesión de Marcus Rashford. Cuando corría para tapar un contraataque de Mahrez, el delantero notó un pinchazo e inmediatamente se fue al suelo. Se fue por su propio pie, pero con gestos de dolor. Un contratiempo que no perturbó sus planes en el partido, pero en el que tendrá que pensar a medio plazo. Reza para que lo de su jugador franquicia solo quede en susto.
Mientras, los 'citizens' tendrán que mirarse lo de la puntería. 16 tiros fuera y cinco a portería, por los dos desviados y seis entre los palos de su rival. Por Sterling pasaron las pocas ocasiones del tramo final, en el que el extremo no llegó a rematar un centro medido de Walker y después no dio dirección a un cabezazo en el área pequeña. Fueron los últimos arrebatos de un Manchester City que puso el contador de victorias seguidas a cero, pero que aun así sigue mirando la Premier League desde su atalaya a once puntos.