Imagínese lo siguiente: un equipo con diez lesionados, casi todos ellos titulares, con su estrella sancionada, un delantero que es carne de 'meme' por su supuesto sobrepeso, un portero sospechoso, un debutante de 17 años que tenía que ir al cole el jueves y que tuvo que pedir permiso para poder faltar a clase y un entrenador que todavía desconoce si lo seguirá siendo la temporada que viene.
¿Lo ha pensado ya? Pues bien: ese equipo, llamado Manchester United, destruido hace no tanto, en diciembre, ha logrado lo inesperado, lo imprevisto, lo jamás soñado al menos para cualquiera que haya visto fútbol en los últimos meses o el amante de la lógica: eliminar a todo un Paris Saint-Germain.
Sin Neymar Jr., con Edinson Cavani algo tocado, pero con todo un astro como Kylian Mbappé, un buen Di María y una pléyade de futbolistas muy caros, líder en su campeonato doméstico y por fin con entrenador, después de un claro 0-2 en Old Trafford, así salió a jugar el PSG al Parque de los Príncipes. Dos horas después, el que estaba en cuartos de final era el Manchester United. Lo nunca visto si no fuera porque es fútbol.
El United apenas tuvo ocasiones, pero aprovechó todos los errores del PSG atrás y la vejez de un Gigi Buffon que volverá a quedarse sin el trofeo que le falta. Atacó más el conjunto parisino, pero se estrelló una y otra vez ante De Gea, una defensa bien ordenada, ultra competitiva y comprometida y, por supuesto, contra su propia impotencia. Queda demostrado que el gafe es existente. París ardió con el PSG dentro. Solskjaer y su aplicado ejército pusieron las antorchas.
Lukaku, ojo avizor
La primera que tuvo el partido, al menos muy clara, la metió el United. Kehrer, que no se enteró de la película, la cedió a su compañero, Thiago Silva no llegó y Lukaku se plantó delante de Buffon, quebrado y superado por el fornido delantero belga.
El gol no desanimó al PSG. No tuvo su día Mbappé, pero siempre dio sensación de peligro cuando se asomó por los dominios de De Gea. Alves vio su ruptura, el pequeño genio vio a Bernat por el otro lado y el lateral la alojó en la meta inglesa.
El tanto del empate hacía justicia. Lukaku se mataba con todos los que encontraba a su alrededor, demasiado aislado en ataque, siempre heroico en sus intervenciones. Insuficiente no obstante para cortar el dominio del PSG, que se cosió la pelota al pie.
Pero "fútbol es fútbol", dijo Boskov hace muchos años. Rashford disparó desde unos 35 metros, a Buffon se le escapó de las manos y por allí moraba Lukaku. La gran noche del delantero belga la vivió en París.
Y llegó el desastre
Con el paso de los minutos, y a pesar de que Dalot, de 19 años, tuvo que entrar por el lesionado Bailly, el PSG perdió la fe. Siguió dominando y teniendo la pelota, pero se hacía un nudo cuando el balón llegaba al área del United.
La segunda parte fue un quiero y no puedo del conjunto francés, quien en la verdad echó de menos la clarividencia del lesionado Neymar. La segunda parte fue de acoso y derribo al United, quien resistía admirablemente cada embestida local.
Di María marcó, pero en fuera de juego y se lo anularon. Luego Mbappé se hizo un lío delante de De Gea y el argentino la estrelló en el palo. Tras un tramo de ensoñación, el PSG se reactivó en el último tramo. Hasta que sufrió el desplome.
Dalot, en una de las contadas veces que pudo hilar un ataque el United, tiró desde unos 25 metros y el balón rebotó en Kimpembe. Lo que en un primer momento fue córner terminó siendo penalti: entró el VAR, revisó la jugada y detectó la mano del joven central francés.
Skomina señaló al punto de penalti y Rashford sumió nuevamente a Buffon en una pesadilla ineterminable. La misma pesadilla que se le repite al PSG cuando llegan los meses de febrero y marzo.
No es la Champions un sitio hospitalario para el equipo de París, sí conoce bien su calor el United, quien firmó una de las noches más surrealistas, épicas y, por qué no, bellas de la competición.