Los 'red devils' comenzaron a por todas, sometiendo a sus rivales, que se vieron obligados a replegarse y quedarse en su propio campo. Uno de los principales artífices fue Matic, que estuvo trascendental en la circulación de la pelota cerca del área contraria.
Los ingleses conseguían mantener el control del esférico en el centro del campo, pero cada vez retrocedían más y los australianos empezaban a conquistar la posesión de vez en cuando. Ello puso nervioso a Tuanzebe, que cometió una dura entrada en el centro del campo. Eso sí, se libró de la cartulina amarilla.
Ashley Young fue el primer en poner en serios apuros a Reddy, que vio como un disparo del lateral zurdo se fue por poco de uno de sus palos y pudo significar el primer tanto del partido. Desde entonces, el United volvió a motivarse bajo la batuta de James, que estuvo soberbio en la medular.
Lingard protagonizó el segundo aviso al Perth Glory con un derechazo a portería tras un pase de Martial. Él mismo también tuvo la siguiente ocasión clara del encuentro, regateando a un rival y disparando con potencia, pero la pelota salió por línea de fondo.
De este modo, la primera mitad fue de los de Solsjkaer, pero no se pudo lograr la diana. En el segundo acto, el técnico probó a los demás futbolistas de la plantilla realizando once cambios. El equipo volvió a ser el dominador claro del juego gracias a las internadas de Greenwood y el buen hacer de Mata y Rashford.
De hecho, el inglés fue el encargado de meter el primer gol del partido en el minuto 60. Greenwood estuvo a punto de meter el segundo a pase de Mata, pero la ventaja por la mínima no se movió en el electrónico. Rojo también la tuvo para ampliar el triunfo, pero chocó con el larguero tras un testarazo.
Garner consiguió la segunda diana del choque a falta de cinco minutos del final. Su rendimiento no pudo ser mejor, pues mandó el esférico al fondo de las mallas nada más entrar en el campo. Finalmente, el Perth Glory no fue capaz de crear, prácticamente, ninguna ocasión de peligro en los alrededores de la meta inglesa.
En definitiva, se trató de un estreno en el que el Manchester no logró traducir su dominio del todo al marcador, pero se hizo con el triunfo. Los dos tantos supieron a poco para Solskjaer, cuyo planteamiento en el terreno de juego fue totalmente superior y pudo haberse solventado con una goleada.