Si tiene una cualidad este Valladolid es la incomodidad que genera a su rival. Lo ha demostrado en el Metropolitano, en el Bernabéu y también en San Mamés... Este sábado lo volvió a hacer.
No permitió en ningún momento del choque meterse en el encuentro al Eibar, que mostró una de las imágenes más pobres de la temporada. De principio a fin, sin sensación de peligro y con un esquema muy desarbolado.
El inicio del partido era previsible: un Valladolid impetuoso y el Eibar, aguantando las embestidas. Hizo un amague el equipo de Mendilibar de venirse arriba, pero fue entonces cuando recibió el primer 'knockout' en el José Zorrilla.
La defensa tampoco estuvo fina. Envío a la espalda de la defensa, dejada fantástica de Óscar Plano y Sergi Guardiola se reencontró con el gol. Todo demasiado sencillo para lo que había en juego. En el minuto 10, el Eibar ya iba cuesta arriba.
Si a la efectividad pucelana le sumas una defensa local impecable, resulta un Eibar tímido y sin corazón, precisamente lo que más le caracteriza. Mendilibar ha tenido que acabar preocupado en un regreso especial a tierras vallisoletanas.
Ante la falta de ambición de los de Sergio sobre la media hora de partido, el Eibar dio un paso adelante: Pedro León y Orellana tuvieron sendos disparos peligrosos. Lo poco generado por el cuadro vasco nació en los pies del chileno.
Pero otra vez recibió un duro varapalo en un momento clave. Casi al filo del descanso, en el 39', una jugada de pizarra permitió llegar a Nacho a línea de fondo y su centro al área fue rematado por un Salisu completamente solo. VAR mediante, no había fuera de juego.
Un gran susto en el choque entre Joaquín y Diop precedió al descanso, que no cambiaría el devenir del choque. Mendilibar movió el banquillo, una medida poco efectiva para unos jugadores que parecían desanimados.
A falta de un cuarto de hora, un zarpazo de Expósito fue lo más peligro. El larguero lo repelió. A continuación, Óscar Plano pudo finiquitar un partido que ya estaba muerto por la inactividad de un equipo decepcionante.
Este Eibar no tiene pulso, puede que sea momentáneo, pero o reacciona o el descenso le puede meter en un buen lío. Mejor es el panorama para el Valladolid, que empieza a sumar en casa lo que ya estaba cosechando en los estadios más complicados de Primera División.