La Ciudad del Vaticano es una teocracia eminentemente masculina. Su jefe de estado, el pontífice máximo de la Iglesia Católica es, y será, un hombre, así como su círculo más íntimo, el Colegio Cardenalicio.
En apenas 44 hectáreas (o 44 campos de fútbol, para entendernos) viven unas 800 personas, lo que le convierte en el país con la séptima mayor densidad de población del planeta, o el cuarto si solo tenemos en cuenta estados independientes.
De esos 800 habitantes, la inmensa mayoría son hombres, como era de esperar. Pero pese a todo, el Vaticano ha logrado armar un equipo femenino, compuesto mayoritariamente por trabajadoras del microestado papal (un 60% según 'AS'). El resto lo formaron, a partes iguales, esposas e hijas de trabajadores.
Conformado el club, con la camerunesa Eugene Tcheugoue ejerciendo de capitana, el equipo femenino del Vaticano saltó al Campo Pio IX, extramuros de la ciudad papal, para enfrentarse al filial de la Roma Femenina.
El partido acabó con goleada romana (0-10), pero será recordado como el primero que jugó la selección de fútbol femenino del Vaticano. Eso sí, las 'biancogialli' ya tienen fecha para su siguiente encuentro: el próximo 22 de junio en la vecina Austria.