El Barcelona arrancó el curso con un buen triunfo por 4-2 ante la Real Sociedad. La imagen y el resultado de ese partido invitaban a la afición 'culé', todavía traumatizada por el adiós de Leo Messi, a ser optimista, pero el equipo parece ir de mal en peor desde el primer choque del curso.
El conjunto catalán sacó un empate sufrido ante el Athletic y logró una victoria estéril ante el Getafe por 2-1 antes de llegar a una semana negra que comenzó el Bayern al imponerse por 0-3 en el feudo 'culé' y remató el Granada con el 1-1 en el coliseo azulgrana.
Todo esto ha propiciado un mar de críticas que han puesto a Ronald Koeman en la diana. La continuidad del neerlandés no está asegurada y un sustituto podría aterrizar en la Ciudad Condal. Una situación de caos y tensión que también afecta al vestuario.
Tal y como recoge 'AS', las dudas y la desconfianza atosigan a la plantilla del Barça. Aunque el técnico neerlandés se muestra duro, el estar al borde del precipicio y sus cruces públicos (o de su entorno) con Joan Laporta han minado su autoridad en el grupo.
A ello se le añade que la propuesta de juego del ex seleccionador de Países Bajos no casa con la filosofía de varios jugadores. El cerrojazo que intentó ante el Bayern y el bombardeo a base de centros laterales ante el Granada no gustaron demasiado tanto a los futbolistas como a los dirigentes.
Con este panorama deportivo, al que el económico tampoco ayuda, las discrepancias entre técnico y futbolistas son cada vez mayores, al igual que entre los propios jugadores, con los jóvenes teniendo que asumir responsabilidades ante el rendimiento de unas 'vacas sagradas' que no sacan las castañas de fuego.
Un caldo de cultivo que, unido al enfado patente de los socios, podría hacer explotar todo en cualquier momento. Para más inri, el Barça no tendrá ni un momento de respiro, pues el duelo ante el Cádiz ya asoma en el horizonte. Un partido que, de producirse un nuevo tropiezo, podría traer consigo decisiones más que drásticas en la entidad catalana.