Empató la Roma en la visita del Wolfsberger, pero el desenlace del encuentro bien pudo haber sido otro. Porque si bien es cierto que los austriacos acabaron el partido encerrados en su área, con la Roma buscando el gol de la tranquilidad, durante el resto del partido dieron la cara, e incluso amedrentaron a una Roma que pudo decirse salvada por las buenas intervenciones de Mirante.
Parecía allanársele el camino al cuadro 'capitolino' con el penalti sobre Dzeko que transformó Perotti en el minuto 7, pero nada más lejos de la realidad.
Porque el Wolfsberger había ido a la capital italiana a demostrar que, aunque estuviera eliminado, podía ser un rival molesto. Y lo fue. Empató el partido en el 10', con un autogol de Florenzi, y puso en tensión a la Roma.
Una tensión que duró apenas nueve minutos más, ya que Dzeko, en el 19', volvía a poner en ventaja al cuadro romano. El partido parecía controlado, pero no lo estaba.
Porque los 'lobos' austriacos se mostraron más fieros que los hijos de Luperca, sobre todo en el segundo tiempo. La Roma se mantuvo a flote gracias a las intervenciones de Mirante, pero nada pudo hacer para evitar el empate a dos, obra de Weissmann, mediado el segundo tiempo.
Con eso se conformó el Wolfsberger. Consciente de que en un intercambio de golpes la superioridad física de la Roma supondría una derrota casi segura, su entrenador dio la orden de cerrar filas y aguantar el empate.
Así lo hizo el cuadro austriaco, que se defendió como un animal herido y acorralado hasta que el colegiado pitó el final. Un final que la Roma recibió con cierto alivio, pues el empate le valía para pasar a dieciseisavos.
Un empate que, sin embargo, acabó por echar de la competición a un Borussia Mönchengladbach que acabó perdiendo ante el Istanbul Basaksehir por un gol en el 90'.
Serán los turcos, como primeros de grupo, los que acompañen a la Roma a la siguiente ronda. El Wolfsberger confirmó su adiós a la competición, pero se despidió dejando el pabellón bien alto.