Aunque Gales empatara con Suiza en su partido de la primera jornada de la Eurocopa, la sensación al término de la cita fue que los helvéticos se supieron mejores. Esto residió, en parte, en la dicotomía que trazaron dos de los futbolistas que estaban llamados a atraer los focos. Gareth Bale y Breel Embolo.
El extremo del Real Madrid no estuvo fino. Sí que apareció intermitentemente. Alguna ayuda atrás, un pase de tacón cerca de su área, un par de intentos de regates, un balón de mucha calidad que tenía potencial de convertirse en asistencia de haberlo rematado algún compañero... varios detalles, aunque ninguno suficiente y todos entre prolongados tramos en los que no apareció.
El torrente ofensivo de los suyos lo condujo más bien Daniel James. Se presentó como la principal solución para tratar de hacer daño a la contra cuando los británicos entregaron el control de la pelota a sus contrincantes. La defensa le paró los pies bordeando siempre el reglamento y anuló sus capacidades.
Embolo, en cambio, encarnó material de 'MVP'. En un principio, se vio opacado por la insistencia de Seferovic, que, aunque capitalizara las oportunidades, las desaprovechaba. Ya en la segunda mitad, cuando el cansancio atenazó la línea defensiva galesa, encontró los espacios para explotar su potencia física, colarse entre centrales y poner en apuros a Ward, cuya actuación fue notable.
El atacante del Borussia Mönchengladbach, de hecho, marcó el único gol de Suiza en el encuentro y pudo asistir. Pudo, porque, después de asociarse con Gavranovic en el área y que este voleara a la red, el colegiado anuló la jugada -buena decisión- por fuera de juego. Y solo el cancerbero de la selección británica evitó que su casillero acogiera un doblete.