Volvió el fútbol de la mano de la Bundesliga y lo hizo para demostrar que, más allá de las nuevas medidas de seguridad, no ha cambiado prácticamente nada. Sobresalió un Erling Haaland por el que no solo parece que no ha existido parón, sino que da la sensación de que este hasta le ha sentado bien.
El noruego atemorizó a la zaga del Schalke 04 con su sola presencia y demostró que el coronavirus hasta le ha dado algo de poso a su juego. Ausente Sancho, se echó el equipo a la espalda y comandó una goleada escandalosa de los de amarillo al eterno rival.
Como si fuera la continuación del PSG-Borussia del 11 de marzo y no hubieran pasado dos meses, Haaland arrancó como líder de un Borussia que no echó en falta al atacante inglés. Tampoco a Giovanni Reyna, teórico titular y primera baja real del confinamiento.
La entrada de Hazard por el norteamericano hasta le sentó bien al Borussia. Entre el belga, Brandt y Haaland le hicieron un roto al Schalke 04 en el derbi.
Haaland avisa y cumple
El primer acercamiento del noruego fue toda una declaración de intenciones. El de Bryne entró como un elefante en una cacharrería, mostró su fuerza y su habilidad para llevarse un rechace y solo un autopase largo evitó que se estrenara a los pocos minutos.
No tardaría mucho en hacerlo. Tras una segunda toma de contacto en una acción a balón parado, hizo el primer gol del regreso tras el COVID-19. La jugada la inició Brandt con un taconazo, Hazard puso su sello y Haaland la llevó de primeras a la red.
Hasta entonces, se puede decir que incluso el Schalke 04 había mostrado argumentos para pelear el partido. Pero el 1-0, ese gol que siempre es tan difícil de meter, excepto para los señalados, terminó de aclarar las cosas.
Antes del descanso, Guerreiro se unió a la fiesta. Haaland presionó a Schubert, que despejó mal, y Brandt le regaló el 2-0 al portugués.
El choque bajó de revoluciuones como se esperaba tras el descanso. No ayudó a mantener la intensidad el rápido 3-0 de los amarillos. De nuevo intervinieron Haaland, Brandt y Hazard. El noruego fue objeto de falta mientras buscaba el contragolpe por parte de Sané, pero el árbitro dejó seguir y Brandt dejó solo al hermano de Eden, que no falló ante un Schubert que de nuevo no estuvo muy acertado.
Entre intento e intento del Schalke 04, el Borussia fue dejando morir el choque, no sin que antes Haaland y Guerreiro redondearan la goleada con el cuarto, anotado por el luso después de una fantástica asistencia del noruego.
El fútbol pasó entonces a un segundo plano y hubo más tiempo para ver cómo a Delaney le daban una mascarilla al ser sustituido o cómo Sancho y Hazard incumplían el protocolo y se chocaban la mano en su sustitución que para otra cosa. Detalles, al fin y al cabo, para demostrar que, aunque sea el de siempre, este fútbol también tiene mucho de nuevo.