Deniz Naki saltó a las portadas por razones extradeportivas. Militaba en el Amedspor turco, y el gobierno del país cargó contra él, acusándole de terrorista.
Sus raíces kurdo-iraquíes le han llevado a enfrentarse públicamente a la política turca en el norte de Siria, uno de los territorios que el pueblo kurdo reclama como propios.
A finales de 2016 fue acusado y posteriormente absuelto de delitos de enlatecimiento del terrorismo, por lo que Naki siguió jugando al fútbol, pero en libertad condicional durante 18 meses.
Volvió a ser noticia hace tres meses, cuando fue disparado mientras circulaba por una autopista de Alemania, donde estaba de visita a su familia y amigos.
La autoría del ataque nunca quedó aclarada, pero tanto el jugador como la prensa germana lo tenían claro, fue obra del gobierno turco, quizá a través de sus servicios secretos.
Deniz Naki salvó la vida por poco, pero el susto no le llevó a abandonar su activismo. Ha dado un paso más, y ahora se ha declarado en huelga de hambre por la invasión turca del norte de Siria.
"Exigimos que el ejército turco y sus aliados islamistas se retiren de Afrin y pongan fin a esta agresión", dijo Naki al diario alemán 'Die Welt'.
Su huelga de hambre está siendo llevada a cabo enfrente de la sede de las Naciones Unidas en Ginebra, donde su Consejo de Derechos Humanos se encuentra reunido.