Sobre la bocina y casi tarde, pero el Sevilla se ha subido al tren de la Champions League. Gracias a En-Nesyri, los de Julen Lopetegui certificaron su clasificación para la máxima competición europea al empatar contra el Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano. El Real Betis, su rival directo por la cuarta plaza, venció al Granada, pero bastaba con puntuar para evitar un 'sorpasso'.
Aunque, en la última jornada, los verdiblancos aún puedan igualar en puntos a sus eternos rivales locales, estos les derrotaron en sus dos enfrentamientos de Liga, lo que les da ventaja en el 'goal averaje' directo. Este es el primer criterio que se utiliza en Primera División para los desempates en la clasificación, conque la participación en Champions está confirmada.
Para lograrla, hizo falta un esfuerzo titánico en el Wanda Metropolitano. Los hispalenses no estuvieron precisamente brillantes. Tuvieron que recurrir más a la insistencia que al acierto, que no estaba de su lado. En-Nesyri, merecidísimo goleador, se convirtió en la guía de un equipo que echaba de menos más mordiente cuando rebasaba la línea de tres cuartos.
Su tanto, el de las definitivas tablas, se hizo esperar. Llegó en el minuto 85, en una segunda jugada que el Atlético no defendió bien después de un saque de esquina. Óliver Torres, uno de los revulsivos de Lopetegui, sirvió un centro calcado a uno que, poco antes, le había enviado al mismo compañero y que había rematado este al larguero. Esta vez, no falló y, entre zagueros, mandó el balón al fondo de las mallas con la testa.
Es curioso que los andaluces lograban lo que querían cuando el Cholo Simeone había reaccionado como tenía que reaccionar antes de las postrimerías del partido. Sus rivales iban a verse obligados a colgar cada vez más balones al área porque no estaban siendo capaces de colarse por abajo en la caja de Oblak, así que introdujo a más defensas especialistas en el juego aéreo.
No le sirvió. Los suyos, después de un córner que habían despejado bien, se durmieron al tratar de sacar la pelota de atrás y tuvieron que resignarse con unas tablas que no son el resultado ideal para despedir a Luis Suárez y Héctor Herrera. Aun así, como los deberes de la Champions ya estaban hechos, el reparto de puntos no fue un desastre.
El charrúa y el mexicano vivieron sus últimos días en el Wanda Metropolitano de manera tibia. El adiós del uruguayo abrigó algo más de emoción, pues su entrenador le sustituyó y propició que el graderío del Wanda le hiciera llorar con una sonora ovación. "Gracias, 'Lucho', por hacernos campeones", rezaba una pancarta en uno de los fondos. Herrera esperó al homenaje pospartido.
Hubiera sido un 10 de 10 para Suárez haber visto puerta, pero no lo consiguió. Dispuso de varias intentonas no muy claras que bien mandó fuera o bien quedaron en nada por la intervención de un defensa o del portero del Sevilla, Bono. José María Giménez, pues, se encargó del primer y único gol del Atlético rematando de manera imperial un saque de esquina botado por Carrasco en el 30'.
Sin exceso de brillo tampoco, los rojiblancos estuvieron cerca de vencer porque, además de anotar antes, contuvieron bien las acometidas andaluzas en casi todo el resto del envite. Casi todo, ya que tanto paso atrás terminó por conceder los espacios que los hispalenses necesitaban para insistir hasta subirse al tren de la Champions League sobre la bocina.