La 'Encikloppedia', volumen III: de la 'L' de Lewandowski a la 'P' de Pep

Puede consultar la versión completa en PDF de este informe aquí

 DE LEWANDOWSKI

Dicen que detrás de todo gran entrenador hay siempre un gran equipo. El caso de Jürgen Klopp no es del todo distinto, aunque posee la particularidad de que los tres equipos a los que ha dirigido sufrieron una profunda reestructuración antes de hacer historia. Su etapa al frente del Borussia Dortmund es, quizás, la más significativa en este sentido, dada la pésima situación económica que atravesaba el conjunto de Renania del Norte a su llegada, con una deuda que superaba los 250 millones de euros.

Esta situación obligó a Michael Zorc, leyenda viva del club y director deportivo del mismo, a tirar de ingenio a la hora de confeccionar un plantel mínimamente competitivo, tal era la necesidad de apretarse el cinturón. Fichajes como los de Neven Subotic en 2008, a quien Klopp dirigió en Maguncia previamente, o Mats Hummels en 2009, procedente del Bayern de Múnich, no superaron los 5 millones de euros. Tampoco lo hizo el del desconocido Robert Lewandowski en 2010. Aquel joven delantero polaco de 21 años procedía del Lech Poznan y, pese a que nadie parecía haber oído hablar de él, cambiaría para siempre el destino del equipo del Signal Iduna Park.

No sería algo inmediato, en cualquier caso. Apenas sumó 15 titularidades y 9 goles en su primera temporada a orillas del Ruhr, la 2010-2011, en la que el Borussia Dortmund se proclamó campeón de la Bundesliga por cuarta vez en su historia. Era el primer título doméstico para los aurinegros en una década. Lucas Barrios, con 16 tantos en su haber, sería considerado el gran artífice sobre el césped de aquel hito, pero Lewandowski tomaría el relevo el curso siguiente con 30 goles y 11 asistencias que, además del título liguero, ayudaron a alzar también la ansiada Copa de Alemania en 2012.

Desplazado por completo el paraguayo, que probaría suerte en el fútbol chino, Robert Lewandowski se erigió en el primer 'hombre gol' que brillaba a las órdenes de 'Kloppo'. Durante la temporada siguiente, la 2012-2013, mejoraría incluso los registros de la anterior (36 goles y 12 asistencias), pero de poco serviría. Aquel equipo había tocado techo.

Aquello quedó claro cuando el Bayern de Múnich no sólo arrasó en el campeonato doméstico con 91 puntos, 25 más que los 'borussers', subcampeones, sino cuando también le arrebató a los dortmuneses la posibilidad de conquistar la segunda Champions League de su historia en Londres. Un gol de Arjen Robben en los compases finales del encuentro lanzó la última paletada de tierra sobre lo que pudo ser y ya nunca fue. Aquel encuentro estaba llamado a determinar si al Borussia Dortmund de Klopp le quedaban posibilidades de dar el salto al siguiente nivel. La sensación al respecto era tremendamente negativa al finalizar el encuentro.

La cuarta y última temporada de 'Lewa' en Dortmund se saldaría con 28 goles, 8 asistencias y un segundo subcampeonato consecutivo. Un hito insuficiente para un futbolista de talla mundial cuyo contexto limitaba sus muchísimas virtudes. El polaco dejó expirar su contrato en pos de su carrera, apostando claramente por el caballo ganador: el Bayern de Múnich.

El atacante encontró su sitio en Múnich, mejorando sus registros goleadores y acumulando plata a espuertas en sus vitrinas temporada tras temporada. Al fin conquistó su ansiada 'orejona' en 2020 además de otros ocho títulos de la Bundesliga, rompiendo por el camino varios récords del mítico Gerd Müller y sumando a su palmarés las Botas de Oro de 2021 y 2022. Todo ello a las órdenes tanto de Jupp Heynckes como de Pep Guardiola, Carlo Ancelotti, Niko Kovac, Hansi Flick o Julian Nagelsmann, claro está, pero no sería del todo justo obviar que quien le 'quitó la correa' a la 'bestia' fue un tal Jürgen Klopp.

 DE MAGUNCIA

La ciudad de Maguncia puede presumir de muchas cosas pese a su pequeño tamaño. Una de ellas, sin duda, es el 'nacimiento' de una leyenda. La leyenda de Jürgen Klopp. Quizás no fuese un futbolista excelente -él mismo se suele describir como "un jugador de Tercera"-, pero el destino quiso darle una última oportunidad a los 23 años, cuando el Mainz 05 se fijó en él. Se acercaba el verano de 1990 y el conjunto maguntino afrontaba un cruento 'playoff' por el ascenso a la 2. Bundesliga ante el Rot-Weiss de Frankfurt, en el cual militaba nuestro protagonista. 

La balanza se decantaría del lado del Mainz 05, cerrando, aparentemente, las puertas del fútbol profesional a 'Kloppo'. No obstante, para Robert Jung, técnico del conjunto rojiblanco, no pasó para nada desapercibido aquel joven atacante de largo pelo rubio y poblado bigote que militaba en el equipo rival. Tanto fue así que decidió darle una oportunidad en la segunda categoría del fútbol alemán durante la temporada 1990-1991; la primera de las 18 que pasaría en el Bruchwegstadion.

Como futbolista, la aportación de Klopp al equipo durante los once años que vistió de corto no fue para nada despreciable. Además de los 56 goles que anotó en 341 partidos, se convirtió en una figura clave del vestuario. En el libro 'Klopp Bring the Noise', el entonces director deportivo de la entidad, Christian Heidel, asegura que "Klopp" era el verdadero capitán, pero era Dimo Wache "quien portaba el brazalete" debido a sus continuos desencuentros con sus entrenadores. Uno de ellos, Dietmar Constantini, "se lo quitó porque siempre se quejaba de sus tácticas".

La mente del actual técnico del Liverpool funcionaba a muchas más revoluciones que sus piernas. Conforme se acercaba a su madurez futbolística, fue retrasando su posición sobre el césped, desde donde veía el juego con una claridad incluso mayor. No dudó cuando el responsable del área deportiva del club, Heidel, le ofreció tomar las riendas del equipo ante la ausencia de candidatos lo suficientemente fiables para evitar que el equipo volviese tarde o temprano a la tercera categoría del balompié nacional. Lo que ocurrió bajo su dirección fue justo lo contrario.

Contra todo pronóstico, y tras debutar con victoria por 1-0 ante el Duisburg, el 'rookie' Klopp lograría la permanencia con dos jornadas aún por disputarse, cosechando seis victorias y tres empates vitales en los últimos doce encuentros del campeonato. La confianza en el ya ex futbolista para liderar la nave a partir de entonces fue total, y éste respondió con creces, convirtiendo al Mainz 05 en un claro aspirante al ascenso desde entonces. Se quedó a las puertas de lograrlo tras los dos cuartos puestos consecutivos que obtuvo en 2002 y 2003. 

Maguncia se convirtió finalmente en ciudad de Primera División por vez primera en su historia en el verano de 2004. La celebración estuvo marcada por las lágrimas de emoción del respetable, de los jugadores y del propio entrenador. Jürgen Klopp había conseguido lo que muchos consideraban ya imposible. Y en tiempo récord, apenas tres años y medio después de colgar las botas. Las enseñanzas de Wolfgang Frank le convirtieron, sin duda, en un alumno aventajado, pero sus propias variantes del 4-4-2 y la presión tras pérdida marcaron la verdadera diferencia.

Además de ser el primer entrenador en liderar al conjunto maguntino a la Bundesliga, también fue el primero en clasificarlo para una competición continental -de rebote, gracias al Juego Limpio-, aunque su aventura en la Europa League sería más bien breve. No lo fue el camino conjunto que técnico y club recorrieron de la mano. Tras cerca de dos décadas juntos, en 2008, Klopp aceptó la oferta del Borussia Dortmund. Lo hizo tras quedarse a las puertas de devolver a 'su' Mainz 05 a la élite al no poder evitar el descenso en 2007. Pese a ello, fue despedido con honores por sus jugadores y su afición. 'Kloppo', quien se derrumbó en pleno escenario, decía adiós 610 partidos después.

 DE (THE) NORMAL ONE

Pocos fichajes han creado tantísima expectación como el de Jürgen Klopp por el Liverpool. Pese a no tratarse de un futbolista de reputación mundial o de un entrenador con un palmarés excesivamente brillante, la llegada del alemán a Merseyside disparó el interés de una afición a todas luces desencantada. El hasta entonces entrenador del Borussia Dortmund era considerado como un soplo de aire fresco, además de por su excitante modelo de juego, por su carisma y sentido del humor. Parecía, a simple vista, el tipo de persona que cualquiera querría tener al cargo de su equipo.

La ciudad se puso patas arriba el 8 de octubre de 2015, especialmente cuando el jet privado del técnico tocó tierra. No habría alzado todavía la Champions League, pero 'Kloppo' sí que se había ganado la simpatía de los aficionados del fútbol europeo. Su larga trayectoria en Maguncia, primero, y en Dortmund, después, le convertían en el candidato ideal para reconstruir los cimientos del conjunto 'red' y empezar a escribir una nueva página en la legendaria historia del mismo, del que pocos meses antes se había despedido un mito de la talla de Steven Gerrard. 

Tras una breve visita a la que sería -y sigue siendo- su lugar de residencia durante su estancia en el club y rubricar el primero de sus tres contratos hasta la fecha en Anfield Road, Klopp se marchó a descansar. Al día siguiente le esperaba uno de los días más intensos de su vida profesional. Hacía tiempo que la expectación mediática no era tan alta en torno a la entidad. Medios británicos y alemanes, en su mayoría, convirtieron la sala de prensa del estadio 'scouser' en un hervidero, lo que le hizo sentirse "incómodo". Todos querían sacarle un titular. ¡Y vaya si lo hicieron!

Al ser cuestionado por José Mourinho, quien se definió a sí mismo como 'The Special One', el alemán fue rotundo: "No quiero definirme a mí mismo". La jugada, sin embargo, le salió mal. "¿Alguien en esta habitación cree que puedo obrar milagros? No. ¡Soy un tipo normal! Vengo del Bosque Negro. Mi madre, probablemente, está viendo esto por la tele desde casa, incapaz de entender una palabra de lo que digo, pero muy orgullosa. Era un jugador bastante mediocre (...) y sólo espero disfrutar de mi trabajo. Soy 'The Normal One", apostilló. Las carcajadas fueron generalizadas.

Con aquellas declaraciones, 'Kloppo' consiguió justo lo contrario de lo que pretendía. El área de marketing de su nuevo equipo tardó 24 horas en lanzar una línea completa de merchandising con su nuevo apodo. Tazas, camisetas, llaveros... ¡De todo! Algo que no influyó un ápice, sin embargo, en su forma de entender su profesión. Donde otros se hubiesen enclaustrado en Melwood para empezar a planificar la reconstrucción del equipo, Klopp estuvo conociendo algunos de los mejores pubs de la ciudad, para sorpresa y jolgorio de los hinchas 'reds' que se toparon con él.

En el plano futbolístico era cierto, además, que su palmarés no podía compararse al de Mourinho, quien por entonces  afrontaba la tercera temporada de su segunda etapa en el Chelsea y contaba con 24 títulos en sus vitrinas frente a los seis de Klopp, la mitad de los cuales eran Supercopas de Alemania. Sin embargo, el preparador germano se ha mostrado intratable ante el portugués, ganando siete (53.85%) de los trece partidos en los que se han enfrentado y marcando en el 76.92% de los mismos. The Special One apenas le ha vencido en un par de ocasiones hasta la fecha.

Resultados que avalan también las métricas avanzadas, pues, las últimas nueve veces que se enfrentaron en la Premier League, el Liverpool fue harto superior a Chelsea (1PJ), Manchester United (5PJ) y Tottenham Hotspur (3PJ) en goles -anotados y encajados-, tiros a puerta -a favor y en contra-, pases -intentados y completados-, recuperaciones en campo contrario y carreras progresivas cuando José Mourinho era quien los dirigía. Podría decirse, por tanto, que Klopp fue justo vencedor.

Pese a no haber mostrado nunca una rivalidad acérrima -al menos, no en público-, que Jürgen Klopp le haya desplazado como la némesis de Pep Guardiola es lo que, probablemente, más le moleste a 'Mou' del técnico alemán.

 DE ORIGI, DIVOCK

Por muy dado que sea a elogiar a sus propios futbolistas, son pocos a los que Jürgen Klopp ha definido como leyendas. El caso de Divock Origi, en este sentido, es realmente especial, pues pocos suplentes habituales serían considerados como tal por ningún entrenador, aficionado o especialista en fútbol. El belga, no obstante, ha dejado huella en el Liverpool pese a su escaso tiempo de juego en comparación con Sadio Mané, Roberto Firmino o Mohamed Salah, compañeros de equipo y rivales por un puesto en el once inicial durante el último lustro.

"Él es, y siempre será para mí, una leyenda del club y uno de los jugadores más importantes que he tenido a mi cargo. Suena realmente extraño teniendo en cuenta los (pocos) partidos que ha jugado, pero es y ha sido un absoluto placer trabajar con él", afirmaba con rotundidad el preparador alemán en los prolegómenos del último encuentro de la Premier League de la temporada 2021-2022, ante el Wolverhampton Wanderers (3-1) que pudo decidir el título. El belga no pudo disputarlo, sin embargo, a causa de una lesión que le apartó también de la final de la Champions League ante el Real Madrid en Kiev. Su todavía entrenador, sin embargo, decidió incluirle en la convocatoria.

Pese a que sus números absolutos no son gran cosa en comparación con los de los atacantes que han compartido vestuario con él en Melwood, lo cierto es que Divock Origi ha demostrado tener un inusual idilio con el gol en momentos que, a la postre, han resultado ser clave para el equipo. Hablamos, por ejemplo, de su doblete al Barcelona en semifinales de la Champions League 2018-2019. No sólo abrió el marcador a los pocos minutos de comenzar el encuentro, sino que selló una de las mayores remontadas de la historia del torneo (4-0) con un gol de pícaro a la salida de un córner que pilló a la defensa culé desprevenida. Todo ello como reemplazo de un Mohamed Salah que presenció tamaño hito desde la grada por culpa de una lesión, superando por completo las expectativas.

Pocas semanas después anotaría el 2-0 definitivo frente al Tottenham en la final, celebrada en Madrid, sellando así el primer título de la era Klopp en Merseyside y otorgando al club la sexta Copa de Europa de su historia.

Pero la lista de heroicidades del internacional belga, quien jugará en el AC Milan a partir de la temporada 2022-2023 tras expirar su contrato con el Liverpool, no acaba ahí. Siempre se le recordará también por su tanto con suspense e 'in extremis' frente al eterno rival, el Everton, tras rebotar el balón en dos ocasiones en la parte superior del larguero, despistando a Jordan Pickford. El delantero apenas llevaba seis minutos sobre el terreno de juego; los que quedaban cuando ingresó desde el banquillo. El 36.59% de sus goles con el alemán han sido en los últimos quince minutos.

Siempre se le dieron bien los 'Toffees'. Tras el jarro de agua fría que les asestó en 2018, un año después, a comienzos de la temporada que finalizaría con la consecución de la Premier League por parte de los 'reds' tres décadas después, anotaría un doblete vital en la carrera por el título que, además, supondría la destitución de Marco Silva al día siguiente en Goodison Park. Más recientemente, en diciembre de 2021, marcó el gol de la victoria ante los 'Wolves' (0-1) en el minuto 94, dando a su equipo tres puntos vitales en la lucha -finalmente frustrada- por el título doméstico.

Los anglosajones tienen una palabra que define a la perfección a Divock Origi, y ésta es 'gamechanger'. Esto es, alguien que cambia por completo el partido con su presencia. Un revulsivo cuyo impacto supera con creces lo que se espera de él. A fin de cuentas, el belga ha disputado muchos más encuentros saliendo desde el banquillo (104) que como titular (66) en la era Klopp, siendo sus promedios goleadores también mejores como recambio (0.74 goles por 90') que partiendo de inicio (0.51). Comparte con Roberto Firmino el honor de ser el máximo artillero del Liverpool como reserva (12), aunque su porcentaje respecto al global (29.27%) supera con creces el del brasileño.

 DE PEP

La relación de Jürgen Klopp con Pep Guardiola no comenzó con el pie derecho. El catalán llegaba a Múnich en el verano de 2016 para coger el relevo de Jupp Heynckes, quien abandonaba el club tras conquistar un 'triplete' histórico y dejando al Borussia Dortmund con la miel en los labios tanto en la Bundesliga como en la Champions League. Hacía poco que se había confirmado la marcha de Mario Götze al Bayern de Múnich tras las acusaciones de 'espionaje industrial' del preparador alemán al conjunto muniqués. No estaba el horno para bollos. Digámoslo así.

Los aurinegros serían los encargados de darle una calurosa bienvenida a Alemania al hombre que lo había conquistado todo con el Barcelona; a quien prácticamente todos los amantes del fútbol consideraban el mejor entrenador del mundo. Su primer partido oficial al frente de su nuevo club sería la final de la Supercopa nacional, la cual se celebraba en terreno hostil, el Signal Iduna Park. La victoria local (4-2) fue incontestable. Pocas veces había celebrado 'Kloppo' los goles de su equipo como en aquella ocasión. Sería la primera de sus nueve victorias hasta la fecha frente a su homólogo español y, aunque nadie lo podía sospechar, también el comienzo de una bonita amistad.

Desde entonces, Klopp y Guardiola se han enfrentado en un total de 24 ocasiones, siendo el balance mínimamente favorable para el germano, el único técnico que ha vencido al español más veces de las que éste le ha vencido (8). Sus siete empates dan buena cuenta también de la rivalidad tan igualada que han mantenido todos estos años, en los que no sólo han desarrollado una gran admiración el uno por el otro, sino también una inspiración mutua.

Un ejemplo de ello es la progresiva evolución del Liverpool desde un fútbol directo y al contragolpe hacia un estilo que aúna ambos aspectos con el Juego de Posición que el propio Pep desarrolló con tanto éxito no sólo en España, sino también en Alemania y, por supuesto, en Inglaterra. Al frente del Manchester City, precisamente, el catalán ha visto cómo la influencia de su admirado Jürgen ha marcado enormemente su propio libreto táctico. No en vano, los 'Citizens' son en la actualidad uno de los equipos que mejor contraataca del mundo.

Esta rivalidad futbolística no tardó en eclipsar a la rivalidad verbal y mediática que Pep Guardiola mantenía desde hacía tiempo con José Mourinho. Al contrario que con el portugués, con quien coincidió en el Camp Nou cuando todavía vestía de corto, el otrora internacional español no compartía pasado alguno con Jürgen Klopp; tan sólo el amor por el juego y la mentalidad ganadora que ambos han inculcado siempre a sus jugadores. Poco a poco, y pese al elevado nivel de presión que empezaron a adquirir los partidos entre ellos, empezó a brotar la admiración.

Sin embargo, lo igualado de sus enfrentamientos, en los que los equipos de Klopp han encajado más goles (1.7) que los que han marcado (1.5) pese al balance positivo de victorias (37.50%), no se llegó a trasladar a sus respectivos palmareses. Pep contaba con una enorme ventaja, ya que, en su primera temporada en la élite (2008-2009), llevó al Barcelona a ganar el primer 'triplete' de su historia y, mediada la segunda (2009-2010), ya había añadido otros tres títulos más a las vitrinas del Camp Nou. Cuando 'Kloppo' ganó su primera Bundesliga, en 2011, el español ya acumulaba diez de los 33 que ostenta actualmente. Hasta la fecha, el alemán 'sólo' ha ganado doce.

Curiosamente, son pocas las grandes finales en las que se han visto las caras. La primera de ellas, en la Copa de Alemania de 2014 (0-2), cayó del lado de Pep, al igual que la última, la Community Shield de 2019 (1-1, 4-5 en penaltis), trofeo que volverán a disputarse, precisamente, el 30 de julio de 2022. Será el aperitivo perfecto de cara a una nueva temporada de la Premier League que se antoja apasionante y la oportunidad de deshacer el 'empate técnico' que mantienen en estos partidos gracias a las Supercopas de Alemania de 2013 y 2014 que se llevó Klopp.