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DE QUÍMICA
No es lo habitual que una persona pueda darse el lujo de elegir su próximo trabajo, ni mucho menos con qué grupo de personas trabajar y, lo que es más raro todavía, durante cuánto tiempo. Rara vez se da alguna de estas circunstancias en el fútbol profesional, un sector voraz en el que los resultados marcan la trayectoria del entrenador en un club concreto. Para más inri, ésta tiende a ser cada vez más breve, pero, al contrario que la inmensa mayoría de sus homólogos -exceptuando, por supuesto, a su amigo Pep Guardiola-, Jürgen Klopp puede presumir de haber marcado -y seguir marcando- el ritmo de su carrera en los banquillos desde el mismo momento en que colgó las botas.
Sus tres ciclos como técnico se caracterizan por un denominador común: la química con las personas; tanto las que le rodean día a día y las que corean su nombre semana tras semana desde la grada. Pese a las ofertas que manejaba tras 'resucitar' al Mainz 05 y llevarlo por primera vez a la élite, 'Kloppo' decidió permanecer al frente del equipo que le convirtió en profesional de este deporte. Incluso tras no poder evitar el descenso en 2007. No sólo llevaba más tiempo viviendo en Maguncia que en su Glatten natal; también tenía la complicidad absoluta de su principal avalista, Christian Heidel, y el cariño incondicional de la hinchada.
No abandonó el barco hasta que sintió que había tocado techo. Opciones no le faltaban. La lógica decía que aceptaría la propuesta del Bayer Leverkusen, mucho mejor tanto en lo deportivo -disputarían competición europea- como en lo económico -tendría un sueldo mucho mejor- respecto a la del Borussia Dortmund, un histórico que no llegaba a igualar siquiera los emolumentos que percibía en el Mainz 05. Pero el desafío de devolverle la grandeza a un gigante en bancarrota, junto a la espectacular atmósfera del Signal Iduna Park, fueron motivos suficientes para que Klopp se decantase por la opción menos ventajosa para sus intereses particulares.
Sin embargo, y como comentábamos anteriormente, para Jürgen Klopp no es tan importante el dinero o el proyecto que haya sobre la mesa como las personas que tenga a su lado durante el proceso.
A Dortmund y a Liverpool llegó acompañado de sus hombres de mayor confianza: su asistente, Zeljko Buvac, y su analista de cabecera, Peter Krawietz. El segundo continúa a su lado, pero el primero le 'abandonó' en 2018, a pocas semanas de la final de la Champions League. No tuvo Klopp ninguna duda a la hora de dejar marchar al bosnio, pues sus desencuentros con el joven preparador Pepijn Lijnders amenazaban con desestabilizar el excelente ambiente de trabajo que tanto esfuerzo le había costado construir en Melwood al técnico alemán.
Tampoco dudó Klopp en acudir a Lijnders cuando éste fue destituido como entrenador principal del NEC neerlandés, convirtiéndole en su nueva 'mano derecha' y ordenando construir una pista de pádel en la ciudad deportiva para jugar sólo con él. Dicen que así logran liberar la mente, refrescar sus ideas y evitar acalorados debates tácticos. Tal es la confianza de 'Kloppo' en él que ha delegado en su persona el diseño de los entrenamientos diarios, las ruedas de prensa previas a los encuentros de la EFL Cup y la FA Cup y el desarrollo y seguimiento de las grandes promesas de Kirkby. Esta última labor la delega también en Vítor Matos, al que ya considera parte de su 'staff' de plena confianza.
Crear conexiones sólidas con quienes le rodean en su lugar de trabajo se tornó prioritario para Jürgen Klopp desde el mismo momento que tuvo en sus manos dicha potestad. El ascenso de Michael Edwards a director deportivo, una figura con la que trabajó exitosamente a diario en Maguncia y Dortmund, da buena cuenta también de ello, al igual que su negativa a dirigir en 2014 al Manchester United, un club 'descabezado' tras la jubilación de Sir Alex Ferguson y caracterizado por el errático Ed Woodward, quien jamás delegó en un experto las decisiones deportivas.
DE RENOVACIÓN
Hace tiempo que el contrato de Jürgen Klopp con el Liverpool se convirtió en un asunto de Estado a orillas del río Mersey. Concretamente, desde que el alemán y sus pupilos pusieran fin a treinta años de 'sequía' en la Premier League. Tras renovarle por seis años, hasta 2022, nueve meses después de aterrizar en el cargo, los propietarios de la entidad, Fenway Sports Group, le ofrecieron otras dos temporadas, hasta 2024, a pocos meses de hacerse con el ansiado título doméstico. Para muchos 'reds', sin embargo, empezaba una desesperante cuenta atrás.
No habían sido escasas las ocasiones en las que 'Kloppo' había dejado claro que “no pienso jubilarme en un banquillo”, dando a entender que no seguiría los pasos de Roy Hodgson o Claudio Ranieri, que continuaban entrenando pasada la edad a la que cualquier persona de a pie se retiraría. Había dirigido a Mainz 05 y Borussia Dortmund durante siete temporadas. Si cumplía su nuevo contrato, habría liderado al Liverpool durante ocho temporadas y media. ¿Existía la posibilidad de que adelantara su adiós? Si lo hizo en Renania del Norte, cuando dejó de considerarse el hombre ideal para el puesto, ¿por qué razón no lo haría también en Anfield, llegado el caso?
No hubo rueda de prensa de Klopp durante la temporada 2021-2022 en la que no fuese cuestionado al respecto. El germano llegó a ofuscarse en alguna ocasión, de hecho, pese a su habitual sentido del humor. La insistencia empezaba a resultar molesta, pero la hinchada 'scouser' necesitaba saber si el arquitecto de uno de los mejores Liverpool de la historia se marcharía pronto, quién le sustituiría (Steven Gerrard finaliza contrato con el Aston Villa en 2022) y si su adiós coincidiría con el de una generación de excelentes futbolistas que se encontrarían, para entonces, ante el inevitable tramo final de sus carreras futbolísticas. Las respuestas, contra todo pronóstico, llegarían pronto.
“¿De verdad nos iremos de aquí en dos años?” fue la pregunta con la que Ulla Sandrock sorprendió a su marido, Jürgen Klopp, una mañana cualquiera. La escritora y el otrora futbolista habían hallado en Liverpool, en general, y en Formby, en particular, el lugar idóneo para hacer su vida. Ella quería quedarse más tiempo. Él accedió sin rechistar.
Los acontecimientos no tardaron en sucederse. Tras un breve debate con su esposa al respecto, según relataron en su momento distintos medios, Jürgen Klopp llamó a su representante, Marc Kosicke, para comentarle que estaría dispuesto a firmar un nuevo contrato si el club también lo estuviera. La noticia hizo saltar por los aires las oficinas centrales de Fenway Sports Group en Boston, Massachusetts, que se pusieron manos a la obra para materializar los deseos de su entrenador: dos años más de contrato y una considerable subida de sueldo… ¡para su cuerpo técnico! Sus condiciones económicas permanecerán inalterables hasta el final del mismo, en 2026.
El rumor comenzó a extenderse a primeras horas de la mañana del 28 de abril de 2022 en las redes sociales. Para entonces, Klopp ya había tanteado a Peter Krawietz, Vítor Matos y Pepijn Lijnders a fin de saber si les apetecía seguir a su lado cuatro años más, obteniendo por respuesta un 'sí' rotundo. Pocas horas después, el propio 'Kloppo' se dirigía a la afición del Liverpool para confirmar lo que llevaba todo el día 'cocinándose'. En una entrevista concedida pocos días después a 'The Athletic', Tom Werner, presidente del club británico, admitió que “contuve el aliento hasta que ocurrió” pese a conocer de buena mano la disposición del técnico alemán a prolongar la aventura que inició en octubre de 2015 y que podría llevarle a superar el tiempo que estuvo el mítico Bob Paisley al servicio del club.
“Nadie quiere pensar en el día en que Jürgen Klopp deje de ser el entrenador de este equipo”, aseguró Werner al citado medio, consciente, probablemente, de que las opciones para reemplazar al alemán a medio plazo son más bien limitadas. De momento, la entidad cuenta con cuatro años más de margen para, por lo menos, intentarlo.
DE SEVILLA
Todo entrenador tiene su bestia negra. La de Jürgen Klopp se le ha enconado en el sur de Europa. El Sevilla ha sido su gran estigma durante una docena de años. Aunque Juventus, Jahn Regensburg, Vlebert y Sion tampoco han perdido nunca ante el de Stuttgart, la letra pequeña dice que se midieron a él sólo una o dos veces. Lo de Nervión es un muro en toda regla: cero victorias tras siete enfrentamientos, en sus tres banquillos distintos y en el escenario de dos competiciones (Champions League y Europa League). La herida continúa abierta.
Más lógica resulta la claudicación al frente del Mainz 05. La ronda de treintaidosavos de la Europa League puso al sorprendente equipo de 'Kloppo' frente al imponente bloque de Juande Ramos. Pudo aguantar el 0-0 en Nervión, pero en la vuelta cayó eliminado tras el 0-2 firmado por un doblete de Kanouté, a la sazón principal verdugo de los equipos del alemán junto a Ben Yedder (tres goles ambos). De los tres episodios en el banquillo de Klopp, el cuadro de Maguncia es el único que no ha conseguido hacerle un gol a los andaluces. Pero lo más doloroso de aquello fue que la eliminación privó a su ilusionada plantilla -entre ellos, un Marco Rose en el lateral izquierdo que ya preparaba su formación en el curso de entrenadores- de jugar la fase de grupos de la segunda mejor competición europea.
Una hiel que Klopp volvería a mascar justo un lustro después, a pesar de que, entonces, el doble enfrentamiento con el Sevilla llegó ya a los mandos del Borussia Dortmund y con una plantilla de armas tomar: Lewandowski, Kagawa, Sahin, Hummels, Subotic, Weidenfeller... Aquello no ocurrió antes de la fase de grupos, sino en ella. En la orilla de las eliminatorias. Con el Paris Saint-Germain liderando el grupo, teutones y españoles se jugaron el último billete en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Pese al tempranero gol de Kagawa (4'), Romaric y Kanouté -otra vez él- remontaron en tres minutos. Antes del descanso, Subotic había nivelado la contienda, si bien el 2-2, que servía a los de Gregorio Manzano, acabó dejando en la cuenta a Klopp. En la ida, ya con el Westfalenstadion renombrado a Signal Iduna Park, Cigarini firmó el zarpazo sevillista (0-1).
La siguiente dosis de 'kryptonita' amplió más aún la amargura de Jürgen Klopp. Apenas había recibido la oportunidad de entrenar al Liverpool y, siete meses después, se veía en disposición de levantar un título. En la final de la Europa League de St. Jakob Park, ante un plantel de Unai Emery en idilio con la competición, volvió a hincar la rodilla. Daniel Sturridge dibujó un escenario maravilloso a los 35 minutos, si bien la segunda mitad fue tormenta y pesadilla; Kevin Gameiro y un 'doblete' de Coke le privaron de estrenar su palmarés continental.
En la Champions League 2017-2018, el destino les quiso emparejar de nuevo, aunque cierto es que en un grupo benévolo que completaban el Spartak Moscú y el inexperto Maribor esloveno. Siguió la penitencia de 'Kloppo', en esta ocasión frente a su homólogo Eduardo Berizzo, aunque el 2-2 de la ida y el 3-3 de la vuelta fueron un canto al fútbol y no impidieron al Liverpool acabar primero de grupo. El resto de la historia hasta Kiev es por todos conocido.
El Sevilla figura en el historial del ahora técnico 'red' como el tercer equipo que más goles le ha hecho -con al menos tres partidos disputados-, con un promedio de 1.86 -sólo superado por el Greuther Fürth (2.0) y el Bayern de Múnich (1.87)-. También figura tercero en la lista de clubes a los que los equipos de Klopp no han marcado en mayor porcentaje de partidos -el 42.86%-. Visto lo visto en este siglo, cabe pensar que próximamente se pondrá a tiro del técnico la posibilidad de cerrar esa hemorragia. No es nada habitual que un equipo se le atragante tanto.
DE TUCHEL, THOMAS
Como le ocurrirá algún día al Liverpool, el Borussia Dortmund se hallaba entre la espada y la pared el día que Jürgen Klopp comunicó que no continuaría al frente del equipo. Fue en abril de 2015 y, como en la actualidad, el mercado de entrenadores no ofrecía una alternativa a la altura de las expectativas. Por ello, Michael Zorc, director deportivo del conjunto aurinegro, optó por repetir la operación que tanto éxito supuso el fichaje del propio Klopp siete años antes: apostar por un joven talento de los banquillos. El elegido fue Thomas Tuchel.
Aquel joven y semidesconocido técnico de 42 años había dirigido con sumo éxito al Mainz 05 entre 2009 y 2014, previo paso por las categorías inferiores del Augsburg, donde dio sus primeros pasos como futbolista. Una carrera que se vio abruptamente interrumpida a causa de una grave lesión cuando sólo contaba 24 primaveras. Aquel suceso coincidió con su etapa en el SSV Ulm, donde fue dirigido brevemente por Ralf Rangnick, quien por entonces era un joven y prometedor técnico. Él le dio una segunda oportunidad a Tuchel como entrenador de los juveniles del Stuttgart en el año 2000, a los que lideró al campeonato de liga de la categoría cinco años después.
Pese a tamaño éxito y a desarrollar talentos de la talla de Mario Gómez y Holger Badstuber, entre otros, el club se cansó de su personalidad y optó por no renovarle. Sus complejos conocimientos tácticos, sin embargo, llamaron la atención de Andreas Retting, director deportivo del Augsburg, quien le nombró coordinador de la Academia. Tres años después, en 2007, tomó las riendas del equipo reserva, donde militaba un tal Julian Nagelsmann, al que promocionó al puesto de ojeador un año después tras sufrir una lesión que también puso fin a su carrera.
Varios equipos profesionales mostraron un gran interés en sus capacidades pese a lo difícil de su carácter, el cual le había llevado a ser multado en numerosas ocasiones por criticar las actuaciones arbitrales. Esto no fue impedimento para que Christian Heidel apostase por él tras la marcha de Jorn Andersen, artífice del regreso del Mainz 05 a la Bundesliga tras el fichaje de Jürgen Klopp por el Borussia Dortmund. La jugada le salió redonda al directivo alemán.
Tuchel mejoró los resultados del Mainz 05 con Klopp en la primera categoría del fútbol alemán, logrando siempre la permanencia con enorme solvencia, además de un par de billetes para la Europa League. Los paralelismos con su predecesor se multiplicaron tras su aterrizaje en el Signal Iduna Park, donde conquistó una Copa de Alemania… pero no los corazones de la gente. Tampoco los de sus jefes, Michael Zorc y Hans-Joachim Watzke, cuya confianza perdió del todo tras criticar su desempeño a la hora de reforzar el equipo. Al menos se ganó el derecho a ser considerado por Pep Guardiola como uno de sus rivales más completos tácticamente. De hecho, le birló la Champions League en 2021.
En lo que a Klopp se refiere, tan sólo les une parte de su trayectoria, habiendo entrenado con distinto éxito los designios de los principales equipos de Maguncia y Dortmund. Eso y sus enfrentamientos directos (19), de los que el técnico del Liverpool ha salido victorioso en el 47.37% de las ocasiones, habiendo cosechado apenas tres derrotas ante el que muchos consideran erróneamente su 'heredero' futbolístico. Las influencias directas del fútbol de Tuchel son, en todo caso, Ralf Rangnick y Pep Guardiola, mientras que 'Kloppo' ha sido para él, más bien, un ejemplo a seguir; una referencia. Eso no implica que la hinchada dortmunesa no le viese en su momento como el 'nuevo' Klopp.
La pasada temporada, sin embargo, el Liverpool sembró la 'semilla' de lo que en poco tiempo podría llegar a ser un verdadero cara a cara entre dos de las mentes más brillantes del fútbol contemporáneo, habiéndole arrebatado al Chelsea de Tuchel la Carabao Cup, primero, y la FA Cup, después, en sendas tandas de penaltis; ambas celebradas en el mítico estadio de Wembley. Los 'Blues' se la tienen guardada a los vigentes subcampeones de Inglaterra y Europa.
Que Tuchel sea capaz de desplazar a Klopp como principal amenaza del Manchester City es otra historia.
DE UNITED, MANCHESTER
Cuando Klopp llegó al banquillo de Anfield le aguardaban muchos deberes y proyectos primordiales. Pero una herida en el corazoncito del seguidor 'red' también flotaba en el ambiente: el sometimiento histórico ante el Manchester United al noroeste del mapa inglés. Aquello que comenzó como una disputa por el control portuario del algodón en el siglo XIX se trasladó a los terrenos de juego para sembrar una rivalidad fogosa. Desde finales de hace dos siglos, se fue cociendo lentamente. Bajo el actual formato Premier League (temporada 92-93), los 'Red Devils' habían mandado de manera categórica: trece títulos ligueros, por cero del Liverpool. En las últimas dos décadas, el Manchester City se sumó a la pelea por la hegemonía. Con el alemán al frente del equipo, la situación ha dado un giro de 180 grados.
Filtrando los datos históricos de la competición hasta que Klopp se hizo cargo del Liverpool, el Manchester United era el equipo que más veces le había ganado en la Premier: 30 de 55 encuentros; un 54.55% de las veces. Por ponerlo en contexto: el Chelsea era el otro equipo ante el que los 'reds' llevaban más derrotas que victorias, pero de manera mucho más ajustada (26-23). La mano del ex técnico del Borussia Dortmund lo cambió todo: desde su llegada, en trece encuentros de Premier contra el United sólo ha perdido un par de veces, por cinco victorias propias -el dato sube a tres y seis, respectivamente, si consideramos también un choque de FA Cup y dos de Europa League-.
Sirva lo ocurrido en la última temporada como fiel reflejo de cómo están las tornas. En el choque de ida, los liverpulianos les ajusticiaron con un dolorosísimo 0-5 que quedó grabado en la histórica rivalidad del Derbi del Noroeste, pues nunca habían logrado allí un triunfo tan contundente. Por si quedaba duda alguna, no fue un accidente: el Liverpool endosó un 4-0 al Manchester United en el de vuelta. Un dato deja bien claro cómo Klopp ha cambiado el 'establishment' radicalmente: desde su primer partido de Premier, ha sumado 556 puntos con los 'Reds', por los 464 firmados por los mancunianos. En cada temporada les ha aventajado en un promedio de 13.1 puntos.
Ahí es nada.
Ese progresivo adelantamiento por la derecha, no obstante, no ha cristalizado de manera muy vehemente en cuanto al palmarés, puesto que el Liverpool 'sólo' ha sumado una Premier League con Klopp al mando. Eso sí, ya es una más de las conseguidas por el Manchester United en ese mismo tiempo. Además, la posición media 'red' bajo el mandato del alemán en estas siete temporadas ha sido la tercera, mientras que la promediada por los 'red devils' ha sido la cuarta. Por no hablar de que el de Stuttgart ha conseguido que en las últimas cuatro campañas la pelea por el título haya sido cosa suya y de su buen amigo Pep Guardiola.
En la 'era pre Klopp', el Liverpool marcaba 1.15 goles a favor y recibía 1.42 en sus enfrentamientos contra los vecinos de Mánchester. Los números del alemán han dado la vuelta a la tortilla: 1.62 y 0.62, respectivamente, son sus guarismos, justo con un tanto de diferencia en esos trece partidos que ha atesorado en la Premier League ante ellos hasta la fecha. Desglosándolo algo más por el capítulo de entrenadores, son cuatro los técnicos contra los que se ha medido 'Kloppo' por ahora: Ole-Gunnar Solskjaer (6 partidos), José Mourinho (5), Louis Van Gaal (1) y Ralph Rangnick (1). De esa lista, tan sólo el portugués y el neerlandés consiguieron derrotarlo en una ocasión en el torneo doméstico; Mourinho, tras un 2-1 en la temporada 17-18; Van Gaal, por su parte, logró un 3-1 a principios de la 15-16.
Solskjaer, por otro lado, es el que más veces ha mordido el polvo ante Klopp, en tres de sus seis enfrentamientos, y le ha hecho más de una escabechina, pues el teutón suma doce goles a favor en dichos cara a cara.