El Benfica solo entiende un idioma futbolístico: el de los goles. El cuadro lisboeta dejó sobre el tapete del estadio Da Luz una auténtica exhibición en este deporte, que le permitió certificar, por segundo año consecutivo, su presencia en los cuartos de final de la Champions League.
El Brujas fue un mero espectador sobre el césped. No tuvo esas ganas, esa mordiente y sacrificio para darle la vuelta a una eliminatoria europea. Algo que, en su defensa, tampoco le iba a permitir el conjunto de Schmidt, muy superior de principio a fin.
Un duro correctivo que se pudo apreciar nada más sonar el pitido inicial. En una jugada combinativa del Benfica, Joao Mario se sacó un espectacular recurso de tacón para poner el 1-0 a pase de Bah. Sin embargo, Gonçalo Ramos estaba en fuera de juego en el comienzo de la jugada y el tanto fue anulado.
Pero eso no fue más que un preludio de todo lo que estaba por llegar. Un auténtico aluvión de ocasiones, buen juego y goles para el cuadro lisboeta. El Brujas, que trató de dar la cara, se mostró totalmente inoperante y acabó por aflojar ante un imparable Benfica.
Fue al filo del descanso cuando llegó el primer tanto del choque. Una jugada que inició Joao Mario, que jugó con Ramos y este, a su vez, con Rafa Silva. El delantero bailó a su par y con la puntera mandó el esférico al fondo de la red. Pero los primeros 45 minutos todavía aguardaban un picotazo más de las 'águilas'.
Otra vez al contragolpe y aprovechando los espacios atrás del Brujas. Joao Mario le puso la pausa y jugó con Gonçalo Ramos, que se zafó de toda la defensa para soltar un latigazo a la red y hacer el 2-0.
Una escalera hacia el éxito
La segunda mitad no iba a seguir un guion distinto a la primera. Superioridad y sacrificio del Benfica, que siguió aumentando la ventaja en el global de la eliminatoria. El máximo goleador lisboeta y uno de los mejores delanteros del continente europeo, Gonçalo Ramos, firmó su particular doblete en el 57' con un remate a placer a pase desde la izquierda de Grimaldo.
Grimaldo y Bah, Bah y Grimaldo, dos nombres que fueron los auténticos dueños de las bandas. Un lugar que se convirtió en una autopista ofensiva para el conjunto local, que encontró su verdadera oportunidad de hacer daño por los costados.
El Brujas se rindió. El conjunto de Scott Parker reconoció la derrota, la inferioridad y fue todo un espectador de lujo ante una de las mayores exhibiciones de fútbol que se recuerdan en lo que va de competición.
Estaba totalmente fuera el cuadro belga del partido. Tal fue así que, Sylla pecó de inocencia y derribó en el área a Gilberto. Joao Mario se armó de valor y transformó la pena máxima para hacer el cuarto.
Y aunque el Benfica rebajase su intensidad, nunca dejó de buscar la portería local. En el minuto 77 y con suspense, David Neres redondeó una noche perfecta. Balón al área para el centrocampista, que controló, se la acomodó y le pego cruzada al palo largo, imposible para Mignolet. Se revisó en el VAR un posible fuera de juego que nunca existió.
Un gran día para los aficionados al fútbol que se despidió por la puerta grande. Con un golazo. El Brujas logró el tanto del honor por mediación de Meijer, que soltó un zapatazo a la red en una perfecta combinación de fuerza y colocación y puso el definitivo 5-1 en el luminoso.
El encuentro llegó a su final, pero no la participación europea de un Benfica que está dispuesto a dar guerra. Segundo año consecutivo entre los ocho mejores de la Champions League y con una sensación de que, si quiere, le puede competir a cualquier conjunto que se le ponga en frente.