No le preguntes al Sassuolo por su escudo

No le pregunten al Sassuolo por su escudo. Especialmente, no lo hagan si quieren saber si es una copia del del Barcelona. Lo negarán. Sus emblemas, tres ventanas y una banda en un sello de tonos verdes y negros, tienen motivos de peso para ser así. El problema está en su contorno, en su forma. Algunas crestas de punta, el cierre de abajo en forma de pico, las rayas verticales más finas en el hueco de arriba a la derecha y más gruesas abajo con un balón de fútbol incrustado en el centro... Aquí hay gato encerrado.
La fundación del club data del 5 de octubre de 1920. Es inequívoca: aparece en su página web, en la que se adjunta una fotografía del documento firmado a la sazón. El equipo empezó a competir en las categorías regionales de la Emilia Romagna mientras absorbía a los proyectos de alrededor para ganarse su prefijo de Unione Sportiva. El caso es que el broquel elegido se asemajaba sospechosamente al azulgrana, acuñado unas temporadas atrás.
Ya en 2012, en el diario 'Mundo Deportivo', se aseguraba que el periódico había preguntado a los italianos por esta coincidencia y que la habían rechazado en redondo. Es complicado no ver la similitud, pero hay que reconocer que, dejando aparte el dibujo, las señas son propias del municipo de la provincia de Módena. Se pueden contemplar tres colinas con un par de flores encima. Son sobre las que se creó la localidad, de la que hay datos demográficos desde los 60.
Los colores del Sassuolo, el verde y el negro, son un guiño al Lancaster Rovers, que lo apadrinó en sus inicios. Un momento: ¿Lancaster? ¿No hay un carrer de Lancaster en Barcelona? ¿Y si es esta la conexión? Desde 1730 y hasta 1800, Agustín de Lancaster y Aranciel vivió una vida militar que le llevó a asumir varias condecoraciones como la de duque de Lancaster, quizá por haber participado, como brigadier, en el sitio de Gibraltar, en junio de 1799. Él da nombre a la calle. O al carrer.
Sigue el canal de BeSoccer en WhatsApp para leer más reportajes como este.
Desafortunadamente para lo jugoso que es encajar piezas cuando uno investiga estas raíces, no, el duque de Lancaster no debería tener nada que ver con el escudo 'neroverdi'. ¿El motivo? Sencillo: el emblema del conjunto de la Emilia Romagna se eligió muchos años antes de que el Lancaster Rovers entrara en acción. Lo hizo en 1974, cuando entregó unas camisetas negras y verdes al FC Sassuolo, uno de los clubes que forjaron la Unione Sportiva. Habían pasado más de 50 años desde la 'copia' al Barcelona: no pudo haber influencia.
De hecho, hay cierto misterio con este asunto. Algunas lenguas aseguran que los ingleses regalaron las famosas indumentarias a sus rivales como disculpa porque les citaron para un partido amistoso que, al final, no pudieron disputar. El caso es que nadie sabe qué era el Lancaster Rovers. Ni siquiera figura información en la biblioteca de la FA. Chris Dunlavy, un periodista enamorado del fútbol británico que ve de lejos la Premier League y disfruta del barro de las ligas no profesionales de los domingos, arrojó cierta luz al asunto en 2013.
El avispado redactor se puso en contacto con la oficina de prensa con el Sassuolo para preguntar si es cierta esa historia del Lancaster Rovers... y la respuesta fue que sí, lo que tuerce aún más el embrollo. Resulta que el Sassuolo se fundó con un escudo parecidísimo al del Barcelona, pero no hay atisbos de una posible influencia de Barcelona, del modo que sea, hasta 54 años después, y hasta esta influencia está en el aire porque corre de la cuenta de un equipo que estuvo ahí, pero del que nadie sabe nada. Lo único seguro es lo de las tres colinas. Habrá que dejarlo ahí.