España se columpia tanto que casi se marea

Qué bien se lo pasó España ante Francia y qué bien lo hizo pasar a su afición. Los Lamine, Nico y Pedri, como tres niños en el parque bajo la atenta supervisión de Mikel Merino u Oyarzabal, se divirtieron tanto en los columpios que el mareo de la recta final casi les cuesta la merienda. Alguna náusea se notó entre los seguidores de 'la Roja' cuando Kolo Muani, con dos minutos aún por delante, puso el 5-4 en el mismo partido en el que, solo media hora antes, los de De la Fuente estaban batiendo récords.
Ambas selecciones brindaron un gran espectáculo en el que la superioridad española estuvo, sobre todo, en la ejecución. Unai Simón se mostró fiable ante las acometidas galas, aunque tampoco tuvo que hacer las paradas más exigentes de su carrera. Las definiciones no eran las mejores, lo que no debe quitar resto, que conste, a la sobria actuación del portero del Athletic, que sí tuvo un par de intervenciones de mucha dificultad. Tampoco debe señalarse como culpable a un Maignan que, eso sí, quizás pudo hacer algo más en algún tanto.
España avisó desde bien temprano con disparos de Lamine y Nico que taponaron defensa y portero, respectivamente. Entre medias, Unai sacó un centro-chut de Mbappé antes de que el control fuese claramente francés. Deschamps pareció haber aprendido la lección y, por fin, quiso el balón. A 'la Roja' le pudo sorprender ese planteamiento, pero se adaptó a ese otro rol. Prefiere De la Fuente encerrar a los demás, pero demostró que los suyos también saben refugiarse cuando se avecina tormenta y esperar para salir cuando escampe.
Fueron minutos de peligro galo, con más balón del que se le presupone a cualquier rival de España. Olise, muy activo, se entendía bien con Dembélé y Mbappé, si bien la mejor ocasión la tuvo Theo. El del Milan se topó con la cruceta en un zurdazo desde la frontal. Esto dio alas a los suyos, que probaron suerte por medio de Mbappé y Doué, pero sin éxito.
Sin embargo, España empezó a voltear las sensaciones y lo confirmó con el 1-0. Nico se aprovechó de un balón enmarañado en el área y de una buena acción de Oyarzabal, que fijó a los centrales y asistió al del Athletic. El pequeño de los Williams batió a Maignan con un zurdazo centrado y alto.
Ese zarpazo llegó en el momento adecuado. No solo rescató a un equipo que estaba lejos de pasárselo bien, sino que abrió un camino por el que también quiso pasar Mikel Merino. A los 25 minutos, tres después del primero de la noche, el del Arsenal amplió la renta con un remate con la derecha al palo de Maignan.
La Selección Española había logrado salir del mal momento a base de goles, lo que lo resuelve casi todo en el fútbol. Pero Francia, tras reponerse del doble mazazo, siguió buscando a un Unai al que le dieron gran parte de carga de trabajo de la noche antes del descanso. En el 30', se sacó una mano más que difícil cerca de su pie izquierdo para evitar un gol de Doué. En el 32', abortó una ocasión de Dembélé que acabó en remate en semifallo. Y en el 37', el mismo delantero soltó un derechazo raso y cruzado al que respondió el meta con una gran mano abajo.
En la recta final, 'la Roja' celebró incluso un tercer tanto, pero Huijsen, que acabó con una gran volea una jugada ensayada casi perfecta, vio cómo su golazo era invalidado por el fuera de juego de Zubimendi, su asistente. Entre esto y el pitido final, Unai tuvo una más: en un disparo de Dembélé que nadie recordará nunca, se mostró solvente con una parada con la que acabó la primera mitad.
En la segunda mitad, España se pasó con el champán. Y es difícil culpar a aquellos que, con un 5-1 a falta de poco más de 10 minutos para el final, no se vean ya celebrando y festejando el pase a la final. Pero a punto estuvo de salirle caro ese tramo final en el que los cambios, las desatenciones y el arreón cargado de orgullo francés estropeó un escenario mucho más contundente.
Y es que, en solo dos minutos, 'la Roja' puso un 4-0 en el marcador que no se había visto nunca en estas circunstancias. Lamine Yamal provocó y transformó, con gran maestría, un penalti en el minuto 54. Y en el 55', Pedri, a pase de Nico Williams (fue el asistente antes de la pena máxima anterior), picó la pelota ante Maignan para hacer enloquecer a los 8.000 aficionados españoles en Stuttgart.
Mbappé recortó distancias en el 59' en un penalti en el que Porro no estuvo acertado. No lo estuvo ni en la jugada previa, cuando el del Madrid se le fue, ni en la acción castigada, con un agarrón un tanto innecesario al delantero. El '10' engañó a Unai Simón y redujo unas distancias que Lamine Yamal se encargó de volver a espaciar, aunque Doué se quedó a centímetros de haberlas estrechado antes del 5-1.
En el 67', llegó la 'manita'. Pedro Porro encontró a Yamal por la derecha de primeras y este se midió a Lenglet. Le sacó lo justo al central para meter la punterita y batir por bajo a Maignan, que llegó a rozar la bola, pero sin terminar de desviarla. A partir de ese momento, la atención estaba más en datos históricos y debates futuros que en un partido que pudo acabar en tragedia para los de De la Fuente.
Tras la borrachera de ambición, la resaca cerca estuvo de hacer estragos. Dembélé avisó en el minuto 72 con un remate al palo. Menos suerte tendría España en el 79', cuando Cherki, con una volea ajustada desde la frontal, puso el 5-2. Las sonrisas españolas se fueron acortando cada vez más. En el 84', Dani Vivian se metió en su portería un centro de Malo Gusto, que revolucionó el carril derecho de Francia con su entrada.
Samu (antes conocido por Omorodion) perdonó el 6-4 con un derechazo a la contra que repelió Maignan. Y en el añadido, tras un aviso de Barcola, llegó el definitivo 5-4. Kolo Muani, casi en el área chica, remató picado un centro de Cherki para establecer el marcador final y dar forma al aviso que, sin embargo, no terminó de estropear la fiesta de España por pasar, de nuevo, a una final.