La independencia de Kosovo es una de las ampollas de la actual Europa. Su independencia unilateral de Serbia en 2008 no fue reconocida por parte de la UE, entre ellos España.
Serbia, de hecho, aún mantiene que Kosovo es una provincia autónoma bajo su soberanía nacional, lo que ha provocado que la UEFA evite en la medida de lo posible que sus selecciones nacionales puedan enfrentarse en sus competiciones.
España ha ido cediendo poco a poco a la presión internacional para reconocer al controvertido estado balcánico, y el gobierno accedió en noviembre de 2018 a respetar sus símbolos nacionales en los ámbitos deportivos disputados en su territorio, ante el COI.
La bandera de Kosovo no ondeó durante los Juegos Mediterráneos de Tarragona 2018, y sus atletas competían para el Comité Olímpico de Kosovo, no para su país.
Algo similar sucedió durante el Mundial de Kárate que Madrid acogió el pasado mes de noviembre, y ahí fue cuando el COI, amenazas mediante, llegó a un acuerdo con el gobierno de España.
Pero ese acuerdo no se extiende al fútbol, y la UEFA ha decido evitar problemas llevándose los partidos del Grupo 5 de clasificación para la próxima Eurocopa Sub 17, que España, Kosovo, Ucrania y Grecia iban a jugar en Benidorm y Alcoy, a Nyon, Suiza.
España no ha sido excluída de dicho torneo clasificatorio, pero ya no será su organizador. Se da la circunstancia de que tampoco Ucrania y Grecia reconocen a Kosovo como estado independiente. No tuvieron fortuna los balcánicos con el sorteo.