El partido comenzó muy abierto. Míchel Salgado inauguraba el marcador, pero Amaral ponía la igualada al poco.
Entonces dio comienzo el castigo. Morientes, Luis García, Capdevilla, Salgado... Otra vez el 'Moro', otra vez Capdevilla, otra vez Míchel Salgado. Cuando habían pasado 24 minutos, España ganaba 8-1.
Julio Baptista recortó distancias un minuto más tarde, pero Marchena volvía a poner a los brasileños en su sitio. Otro minuto después, Míchel Salgado anotaba su 'póker'.
Aún quedaban tres minutos de juego, y bastaron para ver dos goles más. Los de Baptista, su doblete, y Morientes, su triplete.
Al final, un sorprendentemente abultado marcador que arruinó todos los pronósticos. Un 11-3 que, de no ser porque esto son pachangas entre viejos dinosaurios (salvo contadas excepciones), haría grave mella en la moral brasileña.