Ver a esta España puede ser descorazonador. Llega e incluso remata, pero le es un infierno meter. Y si delante le pones a un portero haciendo el partido de su vida, mientras el tuyo desaparece cuando debe intervenir... las cuentas son sencillas. Derrota ante Ucrania (1-0) y mucho por reflexionar.
Pero estos problemas no parecen ser cuestión de Luis Enrique o un planteamiento errado. De hecho, España fue claramente superior a Ucrania, a la que arrinconó durante los 90 minutos. Tampoco le permitió armar más de dos o tres contras. Y aun así, a los de Shevchenko les fue suficiente.
Disparar 20 veces y quedarte sin marcar es algo extraordinario, una excepción en el mundo del fútbol más propia del virtual, de ese partido de FIFA o de Football Manager que te hace golpear la mesa. Pero en el caso de España, es la sublimación de un problema gravísimo que no tiene solución a corto plazo.
Es injusto echar la vista ocho o diez años atrás, pero sí sirve para explicar lo que ahora sucede. Sin ser un equipo tremendamente goleador, la España campeona tenía a futbolistas como David Villa o Fernando Torres. Sin desmerecer a nadie, la actual se ve jugando con Oyarzabal como falso '9', con un Rodrigo gris o con Álvaro Morata y Paco Alcácer como únicas alternativas. Y Gerard Moreno, lesionado.
La generación es interesante, los Ansu Fati o Adama Traoré traen cosas buenas y refrescantes. El del Barça no pudo brillar, se le vio fatigado, pero el corpulento extremo de los Wolves fue de lo mejor de 'la Roja'. Atrás, Sergio Ramos continúa imperial y a su lado aprende un Pau Torres que crece a pasos agigantados. Pero lo de arriba es un suplicio.
Dentro de la realidad de un partido más raro que un perro verde, lo de Bushchan no tuvo nombre. El guardameta ucraniano pareció tocado por los dioses, porque al cuarto de hora ya le había sacado una mano descomunal a un cabezazo de Rodrigo y tapaba bien un casi uno contra uno con Ansu Fati. Poco después, a Sergio Ramos le sacaría una falta de la escuadra.
Con el paso de los minutos, la Selección Española se fue frustrando más y más. Encontraba posiciones de remate, pero ni modo, mientras en su área aparecía mansamente Ucrania en un par de acercamientos de Zubkov y Yaremchuk, quienes pedían penalti sin éxito.
Para la segunda mitad, Luis Enrique quiso darle más fluidez al equipo con Dani Ceballos, que entró por Mikel Merino. También buscó refrescar el asunto con las entradas de Ferran Torres y Mikel Oyarzabal por Rodrigo y Ansu Fati, quien como decíamos se fue con la lengua fuera.
En ese trasiego de acercamientos romos, también entró Dani Olmo al campo. Pero justo después de salir el del RB Leipzig, Ucrania hiló prácticamente su única jugada ofensiva: saque en largo de Bushchan, la baja Yarmolenko y sirve un pase en profundidad hacia Tsygankov. Le siguió Navas rompiendo el fuera de juego, mientras De Gea se quedaba en media salida sobre la línea del área grande.
Estuvo listo el futbolista ucraniano para mirar a portería, ver al guardameta adelantado en exceso y meterla por su lado, pegadita al poste derecho de la portería. 1-0 en el 76', después de un chaparrón de España que quedaba en nada. Ni Ramos, en este momento quizá el mejor '9' de la Selección, acertó en las últimas acometidas sobre la bocina.
Pitó el árbitro y jugadores a vestuarios cariacontecidos. España cierra su ventana internacional con un gol en tres partidos, el de Oyarzabal en la victoria ante Suiza. Sigue líder aun así en el Grupo 4 de la Liga de las Naciones gracias al empate de Alemania, pero Luis Enrique empieza ya a buscar una solución a este maldito problema que responde más a figuras que a tácticas.