Las palabras de Gareth Bale sonaron a toque a Zidane e incluso a adiós. Fue determinante con una chilena de oro y un segundo gol y, como tal, sacó pecho tras el partido asegurando que necesita jugar mucho más y que se sentará con su agente para decidir su futuro.
"No he tenido continuidad. Al principio estuve lesionado cinco o seis semanas, pero luego he estado bien. Necesito jugar todas las semanas y eso, por una razón u otra, no ha sucedido", aseguró el galés, que se mostró "decepcionado" por no haber entrado en el once.
El galés no está conforme con su falta de minutos, pero ¿hasta dónde está justificada esta actitud de poder marcharse a causa de la ausencia de protagonismo? Su temporada en el Madrid se ha cerrado con 2.363 minutos repartidos en 39 choques.
Además de los descansos que le ha otorgado Zidane, Bale tan sólo se ha quedado los 90 minutos en el banquillo en un partido de Liga, competición en la que ha tenido más protagonismo, pero su disconformidad con las decisiones de Zidane vendrá, casi seguro, por su escasa presencia en Champions.
Fue titular en los dos primeros partidos de fase de grupos y, tras perderse los cuatro siguientes por lesión, no volvió a comenzar un choque europeo desde el once inicial, jugando 36 minutos entre los dos partidos frente al PSG, 45 en la vuelta ante la Juve y 18 en el empate 2-2 contra el Bayern en el Bernabéu. En la final tan sólo tuvo 30 minutos para demostrar su valía... y los aprovechó como nadie.
También son significativos los 9 y 11 minutos que disputó respectivamente en semifinal y final del Mundial de Clubes, además de su desventaja de minutos respecto a otros competidores directos por un puesto de ataque como Lucas Vázquez (2.815'), Asensio (2.863) o Isco (2.960).