Cuando alguien cree que lo ha visto todo en la categoría de plata, esta va y sorprende. Y lo hace siempre. Este sábado tuvo lugar una nueva prueba de cada partido es un mundo.
Los guiones previos de Las Palmas y Osasuna eran muy distintos. Los canarios no vencían desde la jornada 10, con un bagaje de siete empates y tres derrotas desde entonces. Paupérrimo para uno de los transatlánticos de la competición.
Enfrente estaba Osasuna, que había cosechado siete victorias en los últimos diez partidos, sobre todo en El Sadar, donde todavía no ha perdido en lo que va de curso.
El partido dejó claro que el juego lejos de Navarra es una asignatura pendiente para los de Arrasate, que, sin embargo, comenzaron mejor el choque en Gran Canaria.
Larguero y punto de inflexión
Y el duelo pudo cambiar bastante si entra el balón parado lanzado magníficamente por Rubén García, que vio cómo el larguero lo repelía. A los dos minutos, Fidel, en una jugada individual excelente, se sacó un obús directo a la escuadra.
Las Palmas había hecho lo más complicado y vio reforzado su plan defensivo inicial con la ventaja en el electrónico. Pasado el ecuador de la primera parte, Rubén Martínez evitó el segundo tanto en un mano a mano con Rubén Castro.
Fidel había abierto la Caja de Pandora en el ataque amarillo. No le bastó con eso. Cumplida la media hora de juego, el extremo onubense envió el balón al fondo de la red tras un golpeo fabuloso a balón parado. Estaba desatado.
Y lo estaba al igual que sus compañeros, pues Rafa Mir transformó dos minutos después el tercero con una vaselina maravillosa sobre Rubén. Los jugadores y aficionados rojillos no se lo podían creer.
Tímida reacción rojilla
Osasuna salió con otra cara en el segundo tiempo. Juan Villar estuvo cerca de recortar distancias, algo que haría unos instantes más tarde Fran Mérida tras una jugada bien hilvanada por Rubén García y Roberto Torres.
El partido entró en un toma y daca constante que acabó definiendo el recién entrado Álvaro Lemos con un disparo pegado al palo. Las Palmas se dio una pequeña alegría, la primera de este 2019. Osasuna deberá recapacitar.