Viajar a Ibiza siempre es sinónimo de fiesta. Cualquiera se ha corrido una juerga en la isla más propicia para ello del territorio español. Y si no lo ha hecho, tiene planeado hacerlo a lo largo de su vida. La eliminatoria de dieciseisavos de final de la Copa del Rey ya era todo un gran 'opening' en la isla. Tocó el Barça en el bombo y fue como si el mejor DJ anunciara su desembarco en la isla.
El Ibiza de Pablo Alfaro, un equipo que conoce muy bien sus limitaciones y su terreno de juego, se apuntó a la 'party' desde el principio. Disfrutó de las horas previas, convertidas en un botellón improvisado para ese joven que aspira a ligarse al bombón de la fiesta. Y también del partido, donde se lo pasó en grande en una primera hora en la que al Barça le faltó más de una copa. Hasta el minuto 67 no llegó el primer chut a portería de los azulgranas.
Porque el Barça (se) aburrió de lo lindo en Can Misses. Pareció una continuación del choque ante el Granada. Pase, pase y más pase. Eso sí, esta vez no hubo ni un tiro a portería de los de Setién. Y eso que el cántabro también puso de su parte para animar la fiesta con una alineación que hubiera firmado el mismísimo Cruyff.
Pero este Barcelona no es el de entonces. Tampoco el de hace unos años. Enseguida quedó claro que lo iba a pasar mal en la isla y no tanto porque el rival apretara, sino porque fue incapaz de crear ocasiones de peligro en el césped artificial de Can Misses.
Del 'temazo' de Caballé a Griezmann
A los azulgranas apenas les dio tiempo a meterse en salsa cuando llegó el primer 'temazo' de la noche. Centró Raí, demostró Riqui Puig que aún es joven para una fiesta como la de Ibiza y no perdonó el conjunto de Pablo Alfaro. Chutó Javi Pérez, rozó en Pep Caballé y no pudo llegar Neto.
No fue el único sobresalto para un Barcelona al que parecía importarle poco lo que estaba pasando. Rodado y Raí rozaron un segundo gol que hubiera terminado la fiesta antes de tiempo para el Barça. El ariete cometió falta previa sobre Lenglet y el extremo se encontró con el palo en una acción que retrató hasta al habitualmente infalible De Jong.
Setién evitó las críticas del respetable por encontrarse lejos de casa, pero la primera parte del Barcelona fue de las peores de los últimos años. Ni en los peores partidos de Valverde acabó el equipo azulgrana sin tirar a portería en toda la primera parte.
La cita pedía refrescos en el bando azulgrana, pero tardaron en llegar. El Barça regaló los primeros 20 minutos de la segunda parte, mientras el vigor del Ibiza, en pleno subidón, permitía a los baleares no sufrir prácticamente nada.
Eso sí, cualquiera que ha salido de fiesta sabe que para beber hay que hidratarse bien. Y al equipo ibicenco se le fue acabando la gasolina. No hubo 'ley del feriante' y los de Pablo Alfaro empezaron a pagarlo con el paso de los minutos. El Barça, más ducho en este tipo juergas, lo aprovechó.
No le hizo falta un gran despliegue para conquistar a la belleza de la fiesta. Con dos chispazos del cabeza de cartel bastó. De Jong encontró a Griezmann para el 1-1 y el francés firmó el 1-2 cuando todos cogían provisiones para el 'after' y envió a casa con resaca al novato. El 'Rey de Copas' estará en octavos pese al mal trago.