En la disciplina del FC Barcelona (al igual que en muchas otras) hay fichajes que salen redondos, rentabilizando cada euro de su coste; por contra, otros cuestan de entender desde el primer día y el tiempo acaba dando la razón a los escépticos.
En este segundo caso se puede situar a Matheus Fernandes como ejemplo perfecto. Puede que algún lector no lo sepa, pero este centrocampista de 22 años es jugador del equipo 'culé' a todos los efectos. Llegó de Palmeiras tras un pago de siete millones de euros más tres en variables.
Sea por el motivo que fuere ni siquiera llegó a ser presentado en el Camp Nou. Nada más oficializar su fichaje, el curso pasado, se fue cedido al Real Valladolid, donde apenas jugó 165' repartidos en tres partidos.
Esta temporada no le ha ido precisamente mejor bajo las órdenes de Ronald Koeman. Su aportación se reduce a 17 paupérrimos minutos durante un encuentro de Champions League. El resto de choques los ha visto desde el banquillo o la grada.
Con contrato hasta 2025 y una cláusula de rescisión de 300 millones de euros, la nueva directiva tendrá la misión de deshacerse de él intentando que las maltrechas arcas del club queden lo menos resentidas posibles.