Las formaciones más icónicas en la pizarra de Pep Guardiola

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Brillante, efectivo, extremadamente metódico como jugador, incluso un punto soso pese a su indudable clase, Pep Guardiola mutó hacia una personalidad innovadora y abierta al cambio al llegar al banquillo del Barça. Transformó un equipo herido al final de la etapa de Frank Rijkaard en otro capaz de no temer a nadie y ganarlo todo. Y lo hizo de una forma intervencionista, con decisiones que han terminado pasando a la historia por su valentía.
No se puede entender el 2-6 del Santiago Bernabéu -el 2 de mayo de 2009-, un partido que le elevó a los altares del barcelonismo, sin aquel cambio para la historia de Leo Messi. Pep ubicó a Samuel Eto'o, un delantero centro puro, como extremo derecho. La parcela central del ataque se convirtió en un terreno en el que el astro de Rosario campó a sus anchas. Flotó, indetectable, y fue el brazo ejecutor del Barça con un doblete en uno de los mejores encuentros de toda la historia azulgrana.
Apenas unos días después, en la final de Copa del Rey ante el Athletic, Guardiola volvió a imaginar dónde ganarle el título a un equipo que en aquel momento todavía peleaba con los 'culés' por ser el 'Rey de Copas'. Acuciado por las bajas, que también provocaron posteriormente un dibujo extraño del Barcelona en la final de Champions League ante el Manchester United, el técnico de Santpedor sorprendió con Yaya Touré como central. Y si bien es cierto que Pep tampoco tenía mucho donde elegir, no lo es menos que disponía de un jugador como Martín Cáceres en el banquillo.
Como si el técnico estuviera tocado por una varita, su decisión volvió a funcionar y el futbolista marfileño fue clave al anotar el empate a un tanto antes del descanso gracias a una incorporación al ataque que nadie acertó a cubrir en los 'leones'. Lo cierto es que, en comparación con lo que haría después en el Bayern o el City, donde adivinar una alineación o esquema antes de sus partidos se fue convirtiendo en una completa quimera, sus inventos en el Barça fueron mucho más moderados. Eso sí, de mayor magnitud, repercusión y éxito.
De nuevo en un 'Clásico' del Bernabéu, Guardiola se coronó con otra decisión que nadie esperaba. Una campaña después de llegar y ganarlo todo, el Barça encontró mucha más oposición en una Liga que los 'culés' se jugaron en la última jornada con el Real Madrid de Manuel Pellegrini. Para hacerse con el título, el equipo dirigido por el técnico catalán tuvo que ganar ambos duelos de máxima rivalidad al eterno rival.
Y lo del Bernabéu fue sencillamente espectacular. Guardiola recuperó la defensa de 3 centrales que tan buenos resultados le había dado a su mentor Johan Cruyff en los años 90, aunque nunca con la solvencia de los azulgranas aquel 10 de abril de 2010 en Chamartín. Puyol, Piqué y Milito guarnecían la meta de Valdés y recibían la ayuda de Dani Alves y Maxwell en los costados en los ataques blancos. Los dos futbolistas brasileños eran 2 extremos más cuando el Barça atacaba, en lo que pasaba a ser un 3-3-4 que completaban Keita, Xavi y Busquets, en el centro del campo, y Messi y Pedro, en el ataque.
El paso del tiempo desgastó mucho a Pep en el club de sus amores y por eso todo acabó mucho antes de lo que la afición azulgrana y seguramente el propio técnico esperaban. Antes de irse, Guardiola aún plasmó en el terreno de juego cambios que sobrevivieron a su marcha. En una eliminatoria de vuelta de los cuartos de final de la Champions ante el Shakhtar que ya había quedado sentenciada en la ida -12 de abril del 2011-, retrasó a Javier Mascherano por primera vez al eje de la defensa. Como ocurrió en su momento con Touré, las lesiones no le habían dejado demasiado margen de maniobra, pero junto a él tenía a un central como Gaby Milito que podía haber disputado el partido sin problema. Lo que vio le gustó y el 'Jefecito' terminaría jugando el resto de la competición, incluida la final de Wembley, en el centro de la defensa y como titular al lado de Piqué.
El último curso de Guardiola al frente del Barça tuvo dos semestres muy bien diferenciados. El equipo alcanzó la excelencia en el primero, culminando en la final del Mundial de Clubes ante Santos el que para Pep ha sido su mejor partido. Aquel día, el Barcelona jugó con 5 centrocampistas técnicos como Busquets, Xavi, Thiago, Iniesta y Cesc, y con Messi como único delantero. El ex jugador del Arsenal, hombre más adelantado junto a Leo en la final, sublimó a lo largo del curso esa posición de hombre libre entre el centro del campo y el ataque que luego Pep le otorgaría a jugadores tan diferentes como Ribéry, Robben, Douglas Costa, Gündogan o Bernardo Silva.
Su llegada al equipo bávaro, tras un año de reflexión y de ver mucho fútbol, acentuó ese carácter innovador de Guardiola. Como ya hiciera con Mascherano, en Múnich le cambió la vida a un Philipp Lahm que pasó primero de lateral a centrocampista y terminó como hombre para todo del catalán. Luego, modelaría a Joshua Kimmich a la imagen y semejanza del mítico lateral alemán y el futbolista de Rottweil ha terminado agradeciendo posteriormente el enorme protagonismo de Pep en el despegue de su carrera.
Si bien no repitió los éxitos de sus años en el Camp Nou, tampoco se puede considerar un fracaso el paso de Guardiola por el fútbol alemán. Empujado por una gran superioridad en la Bundesliga, el técnico dejó alineaciones para el recuerdo. Por primera vez formó sin centrales puros en un 3-0 que el Bayern le endosó al Bayer Leverkusen en verano de 2015. Unos meses después, viralizó la formación que eligió para recibir en casa al OIympiacos en la Champions. Se habló de que había adaptado la mítica WW de los años 50 y lo hizo con bastante éxito, pues su equipo, pese a jugar prácticamente 40 minutos con uno menos, ganó por 4-0. Aquel día, juntó en el once inicial a hasta 5 atacantes como Douglas Costa, Müller, Robben, Coman y Lewandowski, con Arturo Vidal como único centrocampista puro.
En Múnich se acostumbraron a este tipo de esquemas, fundamentalmente durante su última campaña en el club. Con una especie de 2-3-5, con Boateng y Rafinha en el eje de la zaga, recibió al Köln en casa. Los triunfos y las goleadas seguían llegando hasta que el Atlético de Madrid se interpuso en el camino de los alemanes en Europa.
Sin alcanzar el cetro europeo en Alemania, Pep puso rumbo al Manchester City, donde en un principio le costó mucho más implantar sus métodos en un conjunto alejado del 'background' histórico de Bayern o Barça. Precisamente por todo lo que rodeaba al club celeste a su llegada, se puede decir que el técnico ha alcanzado en el Etihad su madurez como técnico. Y es que Guardiola ha transformado por completo a un club que ya de por sí contaba con buenos jugadores, pero que carecía de una mentalidad para aspirar a todo que ahora tiene.
En un Crystal Palace-City del 12 de octubre de 2019, el de Santpedor repitió algo que ya había hecho en Múnich: jugó sin centrales puros. Ante los 'eagles', fueron Rodrigo y Fernandinho los que formaron en el eje de la zaga. La idea era que el equipo dispusiera del control absoluto del choque. Además, Cancelo, un futbolista al que también ha transformado como hiciera con Lahm, vivió instalado en campo rival. En aquel encuentro, el balón estuvo en el terreno de juego del equipo londinense en el primer acto hasta un 83% de los minutos y el City acabó ganando 0-2.
No fue un hecho aislado en un equipo en el que Pep también ha reconvertido a extremos como Ferran, Mahrez o incluso Sterling en falsos delanteros cuando la ocasión lo ha requerido. En su tiempo en el Etihad, el catalán ha alternado partidos con una figura de referencia como Gabriel Jesus con otros en los que cualquier hombre dentro de la nutrida relación de mediapuntas del equipo ha actuado arriba. Incluso Gündogan, un mediocentro más o menos puro, ha tenido total libertad para llegar a posiciones de ataque muchos días con él.
Especialmente preponderante fue el papel del internacional alemán en un 3-0 al Tottenham del 13 de febrero de 2021 en el que Pep acabó rendido a su calidad. El ex del Borussia Dortmund firmó un doblete en un partido que los celestes afrontaron con un esquema similar a otro legendario, el de la pirámide invertida. Stones y Laporte eran, de facto, los únicos defensas de un equipo que tenía en Rodri a su único pivote defensivo. Bernardo Silva y Gündogan actuaban como interiores y Cancelo y Zinchenko, laterales de largo recorrido, se pasaron el partido jugando en campo rival, como extremos. Gabriel Jesus fue el delantero centro y Foden y Sterling dispusieron de total libertad para moverse en la zona del ataque. Al final, un 3-0 con el que el técnico superó una vez más a Mourinho en su carrera.
Un año y una semana después de aquel partido, en el último encuentro disputado por el City antes de la realización de este informe, Guardiola volvió a tener enfrente a los 'spurs' en la Premier. Y si bien el resultado no fue el esperado (derrota 2-3) pese a los 21 tiros realizados por los 6 del equipo londinense, el once utilizado confirmó que ni el técnico ha cambiado ni lo va a hacer. El catalán ubicó a Bernardo Silva, uno de sus hombres más en forma, como 'falso nueve', Rodri fue el único jugador con responsabilidades defensivas en el centro del campo y hasta 7 hombres vivieron permanentemente en el terreno de juego rival. Un gusto por el fútbol de ataque innegociable por mucho que Pep se siga reinventando 15 años después.