El Mundial de Brasil echaba el cierre y un año más irrumpía el mercado de fichajes. Por aquel entonces, verano de 2014, uno de los jugadores más destacados y con mayor tirón mediático era James Rodríguez.
El Madrid no se lo pensó y el 'cafetero' aterrizó en la capital de España para convertirse en una de las piezas claves del nuevo cuadro 'merengue'. Sobre el 'crack' de la Selección Colombiana había unas expectativas inmensas y Ancelotti parecía el hombre adecuado para guiarle.
De hecho, el primer tramo de la temporada lo jugó a buen nivel, dejando destellos de calidad y anticipando que se estaba ante un jugador diferente. Por su nivel, la contundencia del resultado y lo icónico del escenario, destacó la victoria en Anfield.
Los blancos vencieron por 0-3 en el norte de Inglaterra con un gran James, quien no se amilanó, pasó y completó 90 minutos de mucho fútbol. De hecho, suya fue la asistencia al gol de Cristiano en el 22', el tanto que abría la lata y ponía el miedo en las filas inglesas.
Este martes James volverá a Liverpool, pero con el Bayern. Un conjunto que ha ido zizgagueando en un mar de dudas desde la llegada de Niko Kovac al banquillo y que tiene ante sí uno de sus grandes retos de la temporada.
"Se esfuerza en lo defensivo, pero aún puede dar más y ser más directo con la pelota. Necesito eso de él. Conocemos sus cualidades con el balón", apuntó el técnico croata en la rueda de prensa previa.
Un choque movido por la reividicación y que al mismo tiempo sirve como probatura. El conjunto alemán es un gigante venido a menos, que, en este caso, se enfrenta a otro gigante que ha logrado dar un repunte en su rendimiento en los últimos años.
Además, en frente estará Jürgen Klopp, el último técnico que se encargó de cuestionar la tiranía del Bayern en la Bundesliga.