Esta Islandia, aunque en manos de un nuevo seleccionador, lleva el sello de la que sorprendió al mundo. Y aunque meses atrás dejó pasajes de buen fútbol, mantiene su estilo rocoso. Valga la comparativa con un iglú: estéticamente simple, pétreo y de difícil acceso. Francia, campeona del mundo y de la paciencia, supo erosionar poco a poco ese bloque para llevarse un triunfo que llenó de luces su futuro en el grupo.
Porque los galos ganaron en Reykjavik y también en Turquía. Hasta el minuto 90, para ser primera de grupo porque el líder era incapaz de hacer un gol a Albania. Sí lo consiguió en el añadido, así que canejó el enroque en el liderato por seis puntos de ventaja que dejan a los islandeses casi llorando en la orilla.
El valor extra de la conquista lo firmó Giroud desde los once metros. Nunca hay que quitar el mérito a la ejecución de un penalti, aunque parte del reconocimiento ha de ser Antoine Griezmann, que se sacó la pena máxima de la chistera y acabó echándose la bandera de Francia por el cuerpo.
Aburrimiento, dominio y algo de incertidumbre en los seis de añadido porque los de Deschamps no supieron cerrar el marcador en alguna de sus contras fueron las tres pieles del encuentro. Digne, percutiendo toda la primera mitad, y Griezmann, que acabó rozando el sobresaliente, fueron los dos motores para sobrevolar el estadio islandés.
El barcelonista, entregado a la causa defensiva y agitador cuando el partido amenazaba con ser cerrado hasta el final, acabó siendo el factor diferencial. Su equipo creció en torno a él. Por el frío del país o el de la motivación, a los de Deschamps les costó unos 35 minutos en entrar en calor. Luego faltó algo más de fuego para haber sentenciado.
El propio Griezmann pudo haber marcado. De hecho, el choque se quedó sin el morbo de ver si fallaba su tercer penalti seguido o si rompía esa racha porque el hachazo del penalti le mandó a la banda a ser atendido. Giroud, 37 goles ya con su país, marcó sobrado la pena máxima.
Coman, juguetón en pocos chispazos, y Ben Yedder, ya en un descuento con pinta de moneda al aire (aunque Mandanda solo tuvo que hacer una fácil parada en toda la noche), debieron haber puesto una rúbrica más acorde a los músculos de ambos.
Aunque no llegó la sentencia, el billete para la Eurocopa ya está a punto de recibir el sello. Ahora quedará el objetivo de que la campeona muestre galones y honor para desbancar a Turquía de la primera posición.