Empate con reparto de puntos en Lugo. El Espanyol dominó de cabo a rabo un encuentro en el que, sin embargo, las mejores ocasiones fueron para su rival, hasta que se quedó con diez y se preparó para sobrevivir a un asedio en la recta final.
Pronto dejó claro el Espanyol que lo que quería era llevar la iniciativa en el Anxo Carro, pero también quedó claro, casi desde el primer minuto, que el Lugo iba a buscarle las cosquillas a su rival con contras lanzadas por sus jugadores de banda.
Y así fue, pues apenas necesitó nueve minutos el Lugo para batir a Diego López. Una buena internada acabó en córner, y el saque de esquina le cayó a Campabadal para que el lateral firmase el 1-0.
El tanto dejó tocado al Espanyol. No están cosechando buenos resultados últimamente los 'pericos', y una victoria en Lugo se antojaba vital para recuperar confianza.
Tardó en volver a meterse en el partido el conjunto visitante, y el encuentro entró en una dinámica particular cuando lo hizo. Una dinámica que marcó el devenir de la práctica totalidad del partido a partir de entonces.
Si con el 0-0 al Lugo no le temblaba la mano a la hora de ponerse a defender y contragolpear, con ventaja en el marcador fue aún más descarado. El Espanyol se estrellaba una y otra vez contra las línes rojas y blancas.
Peor aún, cada vez que el Lugo lograba lanzar un contragolpe, al Espanyol le temblaban las rodillas. Diego López tuvo que intervenir para evitar males mayores. Fue el cancerbero quien mantuvo con vida a su equipo en esos puntuales momentos de agobio.
Fue sobre todo pasada la media hora de juego cuando más y más buscó el segundo el Lugo. Las dudas del Espanyol eran evidentes, y cerca estuvo su rival de hacérselo pagar, pero Diego López estuvo sobresaliente, evitando una tras otra las ocasiones manifiestas de gol.
Al filo del descanso estuvo a punto de empatar el Espanyol, y por momentos creyeron haberlo logrado los 'pericos', pero el gol de Javi Puado no subió al marcador por fuera de juego en el momento del remate.
Aquello fue sin duda un jarro de agua fría para los de Vicente Moreno, y un toque de atención para el Lugo, pero el descanso evitó que las consecuencias de ello se vieran sobre el terreno de juego.
Porque a la vuelta de vestuarios las circunstancias cambiaron. Sí, el Espanyol seguía atacando, y el Lugo defendiéndose, pero había subido su línea de presión el conjunto visitante, asfixiando a sus rivales.
Merodeaba el gol el Espanyol, y dispuso de varias buenas oportunidades, las mejores hasta el momento, gol anulado aparte, pero pasada la hora de juego volvió a las andadas, y una serie de despistes defensivos a punto estuvieron de pasar factura al equipo catalán.
Sin embargo, el error lo cometió su rival. Javi Puado se hizo con un balón en una zona muy comprometida, se metió hasta la línea de fondo y asistió para que Raúl de Tomás igualara la contienda.
No cambió, sin embargo, su planteamiento el Lugo tras conceder el empate. Al cuadro gallego le valía sumar un punto, pero no al Espanyol. Quería Mehdi Nafti amarrar la igualda, y quizá sumar un triunfo con una contra.
Pero todo cambió, una vez más, cuando en el 83' Marcelo Djaló vio la segunda amarilla y la consiguiente roja por soltar un manotazo sin balón a Keidi Bare. El Lugo se quedó con diez y sin cambios por hacer.
Se preparó el Lugo para aguantar el asedio, e intentó por todos los medios que se jugase lo menos posible de ahí al final. Como era de esperar, el Espanyol buscó con más insistencia si cabe el tanto de la victoria.
Hubo de todo. Desde un posible penalti a Adriá Pedrosa a un tiro al pose de Raúl de Tomás que se paseó por la línea de gol. El arreón final del Espanyol no obtuvo recompensa, y los barceloneses se volvieron a casa solo con un punto. Un punto que al Lugo sí parecía satisfacer.