Gündogan y Haaland cumplen con la tradición de Pep

Le servía un punto al Manchester City de Pep Guardiola para salvar el honor y cumplir con un objetivo obligado y que siempre logró como entrenador. La emoción duró 21 minutos. Sin Rodri, aún suplente por estar lejos de un buen tono físico para jugar partidos decisivos una vez recuperado de su grave lesión de rodilla. También sin De Bruyne de inicio. Asumiendo el mando del partido desde el inicio para evitar tantos capítulos vividos este curso.
Con Doku desbordando y Marmoush protagonizando los primeros intentos, fue Gündogan y su clase los que pusieron el punto de inflexión al duelo. El alemán lo hizo en una acción de ofensiva de Matheus Nunes por la derecha que culminó con un balón picado a la salida de Leno. El portero desviaba un balón que caía para la bella chilena de Gündogan. El mejor de los momentos para estrenar su casillero goleador en esta Premier.
El Fulham, undécimo y sin nada en juego, despertó con el golpe recibido, aumentó la agresividad y puso en apuros al equipo de Guardiola. Pero se topó con Ederson, clave con dos paradas salvadoras a los disparos de zurda de Wilson. La potencia física de Adama Traoré y su voluntad generó peligro.
Tuvo que pasar a defender bien en el nuevo escenario del partido el City, que respiró cuando el disparo de Tom Cairney acariciaba el poste a los 36 minutos. Y apostó por el contragolpe con Doku de abanderado y Nico probando la seguridad de Leno desde la frontal.
Era un guion de partido que no deseaba Guardiola y lo modificó en el segundo acto. Aumentó el control, rebajó el vértigo del rival desde la posesión encontró la forma de sentenciar el duelo con un penalti en el que, de nuevo apareció con papel de protagonista Gündogan. Recibió al borde del área, realizó un giro tras pisar el balón que se comió Lukic, quien lo derribó con claridad.
En uno de esos días en los que Haaland masca impotencia por su poca participación, apareció la oportunidad al noruego de saldar cuentas pendientes. A diferencia de la final de la FA Cup, asumió la responsabilidad del lanzamiento como debe hacer un '9' goleador y engañó con su zurdazo, ajustado al palo, al portero rival para poner la sentencia.
Con el billete certificado a la próxima edición de la Liga de Campeones y el cierre echado a una Premier en la que pronto dejó de estar en la pelea por la defensa de un título al que partía como gran favorito, el final dejó el reconocimiento merecido a la figura de Kevin de Bruyne, leyenda del Manchester City, que puso fin a una etapa inolvidable.