Por JR Oldan
La Selección Española ganó la segunda edición de la Eurocopa, celebrada en 1964. En rigor, aún se llamaba Campeonato de las Naciones Europeas-Copa Henri Delauney, denominación honorífica hacia su ideólogo, primer secretario general de la UEFA, fallecido una década atrás.
El prestigio adquirido en la de su estreno hizo que, esta vez, la mayoría de federaciones nacionales se inscribiesen. A juzgar por el potencial futbolístico, las principales ausencias fueron las selecciones de Alemania Occidental, cuyo técnico no lo consideraba un trofeo de relevancia, y una Escocia que priorizaba la llamada British Home Championship.
El sorteo depararía los distintos emparejamientos a ida y vuelta. Los cuatro equipos finalistas eran los que realmente se consideraban clasificados para la Eurocopa.
España acoge la Eurocopa
En el espectro político y social, España vivía el período conocido como segundo franquismo, etapa de cierta apertura al exterior y desarrollo económico que permitió el acogimiento del campeonato. La fase final se disputaría, a partidos únicos, en las ciudades de Barcelona y Madrid.
En la edición de 1960 Franco había impedido a la Selección Española disputar los cuartos de final contra la URSS debido a la tensión entre ambas naciones desde la Guerra Civil del 36, con el apoyo soviético al bando republicano en España. "Nos sentíamos imparables", sentenciaría Gento sobre el rechazo del dictador a continuar en el torneo.
Y es que el conocido como Equipo de la ONU era un grupo de futbolistas, muchos de ellos nacionalizados, que por su categoría aspiraba a todo. Aunque con Hernández Coronado y Helenio Herrera al mando fracasaría luego en la Copa del Mundo de 1962.
Precisamente esta eliminación en la primera fase del Mundial de Chile conllevó un cierre de mercado foráneo en la Liga y una renovación integral en la Selección. En el trayecto hacia la Eurocopa, para el banquillo de España se apostaría por José Villalonga, antiguo asistente de Coronado y entrenador dos veces ganador de la Copa de Europa con el Real Madrid, entre otros méritos. Villalonga había sido militar y era profesor de Educación Física. Ambas facetas se hacían sentir tanto en las arengas motivacionales previas a los partidos como en la preparación de sus equipos.
April 23, 2021
Una Selección Española renovada
Tras el Mundial, del seleccionado salieron veteranos de origen extranjero como Santamaría, Puskás, Eulogio Martínez o Di Stéfano, al que una lesión le impidió jugar en Chile. También con mucho bagaje a sus espaldas, los emigrados al Calcio Del Sol, Peiró o el Balón de Oro Luis Suárez dejaron de contar en un grupo que, dada la ilusión despertada en su estreno, fue llamado el 'Equipo de la esperanza'.
En noviembre del 62, el renovado conjunto inició su andadura hacia el europeo. Con un 'hat trick' del delantero valencianista Guillot, los de Villalonga ganaron 6-0 a Rumania, marcador que hizo buena la derrota por 3-1 de la vuelta en Bucarest. Pero varios fracasos encadenados hicieron que la esperanza se esfumase a lo largo de la primera mitad de 1963.
A los empates contra Bélgica y Francia en sendos amistosos se unió un 1-1 ante Irlanda del Norte en el partido clasificatorio jugado en San Mamés. Pero serían los escoceses liderados por el postrero Balón de Oro Denis Law quienes, llevándose la victoria por 6-2 del Bernabéu, provocaron en Villalonga una nueva revolución, que resultaría inflexiva de cara a la Eurocopa.
Ya desde el amistoso contra Escocia, el primer damnificado fue el portero madridista Vicente, con un cambio al descanso tras encajar cuatro goles. El también experto Carmelo Cedrún le sustituyó esa noche, toda vez que Pepín defendería el marco en el siguiente partido oficial, duelo en tierras norirlandesas decidido por un tanto del recuperado Gento, que daba la clasificación para la siguiente fase. Pero sería Iribar, que a sus 21 años había relevado a su ídolo Carmelo en el Athletic ese curso, quien jugase hasta el final de la Eurocopa.
España encontró el engranaje que lo llevaría al título en la victoria 5-1 contra la República de Irlanda que abrió los cuartos de final. Futbolistas jóvenes que habían sido parte de la primera renovación, como Echebarría, Félix Ruiz, Zaldúa, Glaría o Guillot, se quedaron en el camino junto a otros maduros, entre los que se encontraban Adelardo, Paquito, Reija o el delantero Veloso. Veteranos como Rodri, el extremo atlético Collar o los propios Del Sol y Gento, dupla ofensiva que volvería a ser importante en la Copa del Mundo dos años después, tampoco tocaron la gloria en 1964.
El equipo español que ganaría la Eurocopa tuvo una media de edad de 26 años. A los insustituibles Rivilla, Calleja y Zoco en la retaguardia se unieron los barcelonistas Olivella, Fusté y Pereda para las citas decisivas. Junto a los azulgranas, tres de los 'Cinco Magníficos' delanteros del Zaragoza serían importantes: Lapetra en la izquierda, el '10' Villa, antes de que entrase Suárez desde la semifinal, y Marcelino como ariete, autor de dos goles en el partido contra los irlandeses y del definitivo en la final. Para cerrar la alineación, el hábil extremo derecho Amancio fue clave en el torneo. Su doblete ante los irlandeses sería la antesala de lo exhibido en la fase final.
Cinco delanteros para conquistar Europa
Desde los Mundiales de Suecia y Chile, la mayoría de conjuntos europeos habían adoptado las tácticas 4-2-4 y 4-3-3 con las que, respectivamente, Brasil conquistó ambos torneos. Así, la formación de raigambre británica conocida como 'WM' dejaría de utilizarse a lo largo de la década de los 60, con lo que se prescindía de un atacante de partida para sumar, en su lugar, otro jugador en posiciones retrasadas.
A causa de su exitosa etapa en el fútbol de clubes, Villalonga estimaba la propuesta de cinco delanteros en forma de M y el sistema de marcación hombre a hombre. Dotando al equipo de una preparación física que a esas alturas se consideraba moderna, el seleccionador se agarró al dibujo más puro para enfrentar los compromisos decisivos.
Tras los cuartos de final contra Irlanda, los principales activos del juego posicional en 'WM' presentado por Villalonga quedaron reflejados en una crónica de Blázquez para el diario 'ABC' de Sevilla, que rezó así: "(…) Fusté y Pereda en tareas centrocampistas; Zoco y Olivella para cerrar el paso al goleador McEvoy, y adelante, en permanente posición de vanguardia, Marcelino, Villa y Lapetra. (…) España denotaba conjunción y armonía en cada movimiento. Fusté tomó muy pronto el pulso a la partida y en el eje del terreno mandaba con autoridad. Pereda era el director de orquesta. Para él, primordialmente, subía el medio ofensivo los balones, y el burgalés los distribuía con precisión y sentido. Cuando Amancio recibió el primer balón se encargó de señalar el punto por donde sería volado el muro defensivo de los irlandeses".
Después de ganar 0-2 en Dublín con goles del barcelonista Zaballa, en la que sería su única participación como relevo de Amancio, España estaba clasificada para la fase final. En semis esperaba la Hungría de los atacantes Bene y Albert, delantero centro que sería nombrado Balón de Oro en 1967. Si bien no se trataba de los Magiares Mágicos campeones olímpicos en el 52 y finalistas de la Copa del Mundo Suiza ´54, Hungría aún era un equipo a respetar.
El agónico partido fue resumido así por el periodista Bernardo Salazar: "Lleno total en el Santiago Bernabéu para presenciar el encuentro entre Hungría y España. Calor propio de la estación en el ambiente y valor de un público volcado con el equipo nacional. Uno a cero en el descanso, producto de un cabezazo de Pereda, y juego brillante y eficaz de los españoles. En el segundo tiempo, reaccionan los húngaros. Se van adueñando del campo y el equipo español es acorralado. El público se sumerge en el silencio de la tragedia y Hungría empata con un gol de Ferenc Bene en jugada de Floriant Albert. Se roza la catástrofe pero se alcanza la prórroga. Y en ella el público reacciona: "¡España, España!". Animados, Pereda y Fusté empujan al equipo hacia delante. Pronto Luis Suárez y Carlos Lapetra comienzan a repartir balones a su ataque y, a falta de ocho minutos, Amancio Amaro marca el gol salvador que da paso a la gran final”.
Del otro lado, las semifinalistas URSS y Dinamarca jugaron su partido en el Camp Nou, con victoria para los recientes campeones de Europa ante los liderados por Sorensen y Madsen. En el banquillo soviético Beskov había relevado a Kachalin tras la primera Eurocopa, y el dibujo había variado acorde a los tiempos desde 1960, pasando de un 4-2-4 a una suerte de 4-3-3. De los finalistas en Francia '60, al duelo contra España solo llegarían el Balón de Oro Lev Yashin, el centrocampista de ataque Ivanov y el ariete Ponedelnik, con la principal ausencia del volante Neto por lesión.
El fútbol asociativo y mecánico, a través de pases cortos, propio de los países comunistas, se midió al incisivo español. Pese a que desde los JJOO de Amberes en 1920 la propuesta de la Selección Española que consiguió la plata fue tildada de “furia”, lo cierto es que los distintos equipos del país no tenían una tradición marcada en cuanto a estilo de juego común.
En la década de los 50, principalmente la continua llegada de oriundos y extranjeros a la Liga había provocado un fútbol técnico y valiente que, dentro de las mismas fronteras, se enfrentaba a otro más conservador, de tácticas calificadas de 'cerrojo', que entrenadores como Benito Díaz importaron tiempo atrás y discípulos como Artigas continuaron. El llamado “fútbol-espectáculo”, que hizo al Real Madrid o al Barça imponerse en los campeonatos europeos en aquella década, se perdería a lo largo de los sesenta. Pero Villalonga apostó por él en la Eurocopa, por fortuna para la Selección Española.
España 2-1 URSS
Jugando en casa, esta vez Franco no rechazó la posibilidad de vencer al 'enemigo rojo'. El dictador tuvo que ser convencido por alguno de sus ministros para estar presente en el Bernabéu aquel 21 de junio de 1964, día señalado para una final en la que España vestiría de azul.
Ya en el partido, liderada por el capitán Olivella, la defensa española en pleno se mostró segura. Desde el perfil izquierdo, el terceto Fusté-Suárez-Lapetra creó juego. Pereda marcó el 1-0, dio la asistencia del segundo gol, Arthur Holland le anuló otro y no le señaló un posible penalti a favor.
Iribar falló en un tiro raso del extremo Khusainov que supuso el empate en el octavo minuto. Por parte soviética, Ivanov apenas conectó con Ponedelnik y Yashin no tuvo la gran noche de la final de 1960 ante los yugoslavos. La 'Araña Negra' nada pudo hacer en el 1-0, con Pereda fusilando un rebote dentro del área, ni en el testarazo de Marcelino que cerró el marcador en el 84'.
Tiempo después, el protagonista Chus Pereda diría que el éxito de aquella selección se basó en que jugaban como un grupo de amigos, con solidaridad y arrojo, sin grandes individualidades.
España ganó su primera Eurocopa en 1964. Un resumen de la crónica de aquella victoria escrita por Gilera en 'ABC' refleja bien la situación de la final y del partido en sí: "Los espectadores oyeron con cortesía el himno soviético; el equipo ruso fue bien acogido y sus jugadas brillantes merecieron aplausos. (…) España es un pueblo cada día más ordenado, maduro y coherente, que marcha solidario por los caminos reales del desarrollo económico, social e institucional. (…) Presenció y presidió el partido S.E. el Jefe de Estado, acompañado de su esposa, doña Carmen Polo de Franco.
(…) vencer al campeón cuando el campeón era la URSS tenía un aliciente mayor por la aureola que envuelve a todo lo soviético, a su gigante personalidad, a su fama, a la curiosidad de observar sus figuras, al misterio de lo desconocido".
"Un análisis del juego permite decir que hubo mayor unidad y equilibrio en el equipo ruso por la mayor equidad en el reparto funcional del juego en medio campo, donde Voronin, Korneiev e Ivanov enlazaban con cierto ritmo, mientras la línea medular española estaba formada por piezas de distinto tamaño, pues Suárez fue un multiplicador, Fusté un sumando en la acción constructora y Lapetra un buen complemento activo (…) en vanguardia fue mejor la corajuda acción de Marcelino para salvar el marcaje implacable de Shesternev que la pastora y lenta de Ponedelnik para zafarse de la adscripción de Olivella, como fue más inquietante Amancio para Mudrik que Chislenko para Calleja, y Pereda concluyó un gol con tal fuerza de remate que ya lo hubiera querido para sí el famoso, pero esta vez agrisado, Ivanov. El más inquieto y peligroso de los rusos fue el zurdo Khusainov, autor del gol y de alguna otra travesura, pese a la vigilancia de un Rivilla que es un ratón como él. Gran partido, en suma, con grandeza sorda y brillantez social colectiva (…)", continuó el texto.
Villalonga continuó hasta la Copa del Mundo Inglaterra 1966, ganada por los anfitriones. Para la cita, mantuvo a un Suárez de 31 años y recuperó a otros veteranos como Gento o Peiró. Esbozando una táctica en 4-3-3 de corte contragolpeador, fue eliminado en primera ronda tras perder contra Checoslovaquia y Brasil y ganar a México.
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