La Selección Húngara fue una de las gratas sorpresas de la Eurocopa de Francia 2016, pero el éxito de Islandia desmereció su torneo: alcanzó los octavos como primera de grupo (en el que estaban Islandia, Portugal, a la postre campeona, y Austria) y sólo dobló la rodilla ante Bélgica (0-4).
Los belgas pusieron fin al sueño húngaro en Francia, pero esos cuatro partidos disputados por los magiares nos dejaron imágenes inolvidables, muchas de ellas protagonizadas por Kiraly, el ya entonces veteranísimo portero de Hungría.
Porque siempre ha sido un guardameta particular. Grande, pero más fuerte que delgado, destacaba sobre todo por su vestimenta. Siempre usaba mangas largas en su camiseta, pero sobre todo siempre vestía un característico pantalón de chándal gris. "Siempre una talla más grande", dice.
Era su sello personal. "Soy un portero, no una top model", respondía, cuando le preguntaban por ellos. Que se los pone por comodidad. "He jugado en terrenos helados en invierno, en los que te duelen las piernas cuando te tiras", explicaba también.
Lo del color ya es una cuestión de superstición personal. Cuando jugaba en el Haladas húngaro, antes de dar el salto a la Bundesliga de la mano del Hertha, jugaba con pantalones largos negros, pero un día no se los pudo poner y jugó con uno de chándal de color gris.
Su equipo ganó aquel partido y los ocho siguientes los pasó invicto. Kiraly atribuyó a sus pantalones el repentino éxito de su equipo y no se los volvió a quitar. Bueno, sí, para lavarlos. Y para exponerlos en el museo de su localidad natal.
Tras la Eurocopa, Gabor Kiraly dejó la Selección Húngara en un partido homenaje ante Suecia, que los escandinavos ganaron 0-2. Kiraly tenía entonces 40 años, pero no colgó los guantes.
Siguió jugando en su equipo de toda la vida el Haladas de Szombathelyi hasta el final de esta temporada, en la que con 43 años y casi dos meses, el que ha sido el futbolista más veterano en disputar nunca una Eurocopa ha dicho adiós al fútbol profesional.
Kiraly dejó Hungría para jugar en el Hertha a finales de los 90'. Ahí estuvo hasta 2004, cuando puso rumbo al Crystal Palace. En Inglaterra jugó también en el Aston Villa y en el Burnley. Volvió a Alemania (Munich 1860).
Tras un breve paso por el Fulham, volvió al Haladas en 2015, donde ha sido titular casi indiscutible hasta su retirada. Pero su legado (y su inconfundible imagen) seguirán en activo gracias a su propio hijo. De tal palo...