El centrocampista Conor Gallagher ya ha entrenado con el Atlético de Madrid este viernes, pero falta aún lo más importante: que se confirme su fichaje por unos 42 millones de euros. El jugador de 24 años llena de ilusión a la hinchada 'colchonera', aunque muchos desconocerán su lucha vital.
En verano de 2018, el jugador notó algo extraño en su corazón. Sentía que latía más rápido de lo que debería en varios entrenamientos y empezó a preocuparse, pues le ocurrió durante el Europeo Sub 19 y también en una pretemporada 'blue'.
"Fue una sesión bastante dura, demasiado para mí. Me sentí un poco mareado y tuve que abandonar el campo. Fue entonces cuando me hicieron los controles y vieron que algo no iba bien", relató en 2020 a 'The Guardian'.
Tras pasar 45 minutos anestesiado, los médicos le explicaron que, aunque se operara, había un 3% de que esa cirugía no fuera suficiente para regularle la frecuencia cardiaca: "Yo pensé: 'Eso no puede pasar'. Estaba un poco nervioso, pero en mi cabeza sabía que estaría bien y que seguiría adelante".
"Creo que fue bueno para mí porque, a veces, cuando estás lesionado te da tiempo para reflexionar y te dan aún más ganas de volver y hacerlo bien. Recuerdo que le dije a mi madre antes de operarme: 'Quiero hacerlo para poder trabajar lo más duro que pueda de nuevo'. Y eso fue lo que hice", prosiguió.
Gallagher se operó y, a partir de ahí, se hizo aún mejor. "Desde entonces creo que fue cuando realmente comencé a seguir a adelante. La operación me hizo no dar nada por sentado. Me volví más fuerte físicamente y más rápido. Mi juego, en general, ha mejorado desde que volví", resumió.
Una experiencia de la que podrá hablar con Ángel Correa, que también tuvo problemas problemas cardiacos, justo en el momento en el que iba a fichar por el Atlético. El argentino lo pasó mal y, de hecho, contó a 'Página 12' que teminó no poder jugar más: "Fue lo primero que pregunté y me dijeron que no había riesgo, me mintieron".
Correa y Gallagher, dos jugadores muy diferentes, pero con esa historia de superación detrás que el destino ha querido jugar en el vestuario rojiblanco.