Ousmane Dembélé volvió a perderse un partido con el Barcelona, siendo la de este fin de semana la octava lesión en dos años en el equipo azulgrana.
El galo no ha encontrado regularidad y, por ello, no ha podido explotar todo su potencial en la Ciudad Condal. En Getafe, Dembélé cerró una especie de círculo, que se abrió allí en 2017, cuando solo llevaba unos meses en 'can Barça' y tuvo su primera lesión de gravedad.
En aquella campaña 2017-18, el galo se perdió 20 partidos por la lesión y estuvo 106 días alejado del terreno de juego. Además, 15 días después, sufrió un desgarro muscular por el que estuvo otro mes apartado de los terrenos de juego.
En la última jornada de Liga de su primera campaña como 'culé', un esguince de tobillo comprometió su presencia en el Mundial, aunque finalmente pudo defender los colores 'bleus' en Rusia.
Dembélé comenzó mejor en el aspecto físico la temporada 2018-19, no así en el plano extradeportivo, con constantes retrasos que le hicieron estar en boca de todos de manera constante.
Eso sí, ante el Leganés, un resbalón provocó un nuevo esguince de tobillo, que le tuvo 18 días fuera entre enero y febrero. La quinta lesión tuvo lugar en marzo, contra el Olympique de Lyon, en Champions.
En esta ocasión por un desgarro muscular, que de nuevo le tuvo 26 días fuera, para regresar el 9 de abril a la disciplina de Ernesto Valverde.
La última lesión de la 2018-19 tuvo lugar en el primer minuto del partido contra el Celta y le impidió estar en Anfield. No reaparecería hasta la primera jornada de esta 2019-20, en San Mamés, donde también se lesionó.
Así hasta su esperado regreso en Getafe, que terminó frustrándose por nuevos problemas físicos. Aunque no parecen graves, empiezan a convertir en hombre de cristal a un jugador que, pese a brillar a chispazos, no ha logrado encontrar la regularidad que se espera del segundo fichaje más caro de la historia del Barça y de uno de los jugadores más caros de la historia.