Nadie tiene más hambre que un superviviente

Aunque se diga lo contrario, no es lo mismo tener cierto margen con el descenso que verte en cada jornada con el agua al cuello. Y eso, en los pequeños detalles, se nota. El Alavés salió a morir en Montilivi. Quizás no con un fútbol que merezca piropos o que enamore, pero sí con una intensidad digna de todo lo que hay en juego en este final de temporada. Porque el cuadro 'babazorro' arrancaba este duelo con los mismos puntos que el Leganés, en la quema, y a siete de un Girona que podría empezar a preocuparse. Tiene 34, pero lleva ocho jornadas sin ganar.
Y, pese a ello, no se notó en muchos momentos del inicio de la tarde en Montilivi. Por ser justos, hubo muy poco por los dos lados durante el primer periodo. Un esquema táctico en ataque más claro del Girona, al que le faltó muchísima profundidad. Solo la aportó un Danjuma que desbordó, aunque tuvo una bonita batalla con Mouriño. Los de Coudet esperaban para robar y correr y así tuvo en las botas de Kike García el primero, pero el atacante no estuvo fino en la definición. Justo antes del descanso, Asprilla tuvo la mejor de los locales con un remate de volea que se perdió cerca de la portería de Sivera.
En la segunda, los de Míchel arrancaron muchísimo mejor. Con varias marchas más, tuvo dos ocasiiones muy claras para ponerse por delante. Primero, Danjuma con un remate que no encontró el primer poste. Después, Abel Ruiz con un centro lateral que no atajó a controlar. Cuando mejor estaba el Girona, que probó a Sivera con un golpeo desde la frontal de Van de Beek, llegó el mazazo del Alavés. De un saque de puerta, Kike García creó confusión y entre Carlos Vicente y Guridi fabricaron una pared que dejó solo al pelirrojo frente a Gazzaniga tras superar a Krejci. Cabalgó y definió al palo largo con pierna derecha para hacer el 0-1.
A partir de ahí, el Girona intentó acercarse el empate, pero el cuadro 'babazorro' reforzó su discurso al verse con los tres puntos. Estuvo atento, disciplinado y agresivo en la presión para incomodar a su rival, que solo vio recursos a través de centros laterales buscando a un Stuani que se desesperó con sus disputas con Mouriño o Abqar. Coudet, desde la banda, no paraba de gritar para mantener la concentración de los suyos a sabiendas de la importancia de este triunfo a domicilio.
No encontró recursos ni soluciones Míchel en el banquillo más allá de un Portu que fabricó la más clara de la segunda mitad. Ganó línea de fondo y puso un caramelo a empujar casi dentro del área pequeña, pero Danjuma, que llegó algo forzado, no acertó para dirigir su remate y le quitó un gol cantado a Stuani, que llegaba por detrás. A partir de ahí, el Alavés se defendió muy bien en área propia para defender esa ventaja que había logrado minutos antes.
Con este triunfo, los de Vitoria alcanzan los 30 puntos para alejarse, por ahora, en tres sobre el Leganés, que es el primero que marca el descenso con 27. Una derrota dolorosa para un Girona que encadena ocho duelos consecutivos sin poder ganar y que empieza a mirar a lo que pasa por debajo porque se queda con 34 y con ese mal sabor de boca de no conseguir encontrar soluciones para remediar su situación. La falta de gol está condenando a los de Míchel en esta fase crucial del curso.