La paz se firmó, pero con el ceño fruncido. Ni el Girona ni el Rayo Vallecano lograron imponerse en una cita en Montilivi cuyo principal aliciente era la pelea por el sexto puesto de la clasificación, que dejó expuesto el Mirandés. El partido pasó de vibrante a aburrido y se resolvió con reparto de puntos.
Antes de que el encuentro fuera llenándose de pausas y faltas, se antojó intenso y entretenido. Los madrileños entraron mejor y dieron una sensación de superioridad clara que se extendió a lo largo de la primer mitad para ir muriendo poco a poco en la segunda.
Iraola dio credenciales a Antoñín como referencia y confió en la capacidad distributiva de Pozo y ninguno de los dos decepcionó. Si el '15' hubiera visto puerta, habría coronado una actuación de las que le llevan caracterizando desde que salió de la cantera del Málaga, de garra, insistencia y lucha por cada balón. El '22' estaba en todas y de sus botas nacían muchas jugadas de peligro.
La propuesta de Francisco Rodríguez tardó bastante más en fluctuar. Los suyos soportaron el chaparrón de ocasiones rivales al principio sustentados en un gran Juan Carlos y fueron encontrando espacios conforme avanzaba el cronómetro. Vitales Stuani y Sylla, que, aunque no encontraron el gol, sí fueron picando y picando hasta dar opciones de llegada a los suyos.
No terminaban de estar acertados, eso sí, en su tarea principal: meter goles. Les brindó más alternativas Samu Sáiz con algún balón filtrado que Bárcenas y, cuando sí que conseguían encender las alarmas de Luca Zidane, el propio cancerbero o Catena, sobre todo, se encargaban de frustrarles.
Las tablas no terminan de ser una mala noticia para Girona y Rayo Vallecano, que continúan en la parte alta de la tabla como claros aspirantes a la nobleza. De momento, es el conjunto madrileño el que se hace con la sexta plaza, la primera, si se cuenta desde abajo, que da acceso al 'play off' de ascenso.