El Bayern ya tiene pie y medio en los cuartos de final. Triunfo inapelable ante un Chelsea que plantó cara a su rival en el primer tiempo, pero que se deshizo cuando mejor estaba en el segundo.
El partido ha tenido dos periodos notablemente diferenciados. En uno primó una engañosa igualdad. En el otro salió a la luz la latente superioridad del Bayern, lo que arrojó el resultado final, un 0-3 que deja la eliminatoria prácticamente resuelta.
Si algo caracterizó a los primeros minutos de la contienda fueron los numerosos errores, de uno y otro equipo, que provocaron que los primeros compases del partido fueran una sucesión de ataques y contraataques sin mucho orden ni concierto.
Poco a poco el Bayern comenzó a asentarse sobre el terreno de juego, y empezó a presionar con decisión la salida del balón del rival. Como resultado, el Chelsea comenzó a agobiarse, y Caballero empezó a tener que intervenir con sus paradas.
Fue el Bayern de menos a más, guiado por su líder en la sombra, un Thomas Müller que tiene el don de organizar el juego ofensivo pasando desapercibido, apareciendo a continuación por donde menos se lo esperan los rivales.
Su firma llevaron dos de las ocasiones más claras del Bayern en el primer tiempo. Una, un derechazo con muy mala intención que, en el 29', metió el miedo en el cuerpo al Chelsea.
A continuación, en el 35' peinó un balón de Lewandowski y solo el larguero evitó que marcase el 0-1. Entre medias, un mal pase de Neuer propició la más clara del Chelsea hasta el momento.
El descanso llegó con el partido de esa guisa. El Bayern dominaba y era mejor, pero el Chelsea, sin grandes alardes, había logrado tener unas pocas ocasiones, pero de relativo peligro. Era una advertencia que los muniqueses se tomaron muy en serio: no hay que dejar vivo al rival.
Y ese pareció el plan al comienzo del segundo periodo, pero el Chelsea sorprendió imprimendo un ritmo al partido que le costó coger al Bayern. En consecuencia, los de Lampard disfrutaron de sus mejores minutos al comienzo de la segunda parte, pero no los pudieron aprovechar.
Entonces llegó el minuto fatídico del Chelsea. Coman cometió una dura entrada sobre Kovacic que le costó la amarilla, algo que irritó a un Jorginho que parecía querer más castigo para el rival. Sus airadas protestas le costaron a él la amonestación. No tardó en recordar que estaba apercibido, pero ya era tarde: se perderá la vuelta.
A continuación, con Jorginho aún lamentándose por su calentón, una concatenación de errores propició el 0-1 para el Bayern. Giroud saltó mal, Azpilicueta se resbaló y Thiago se llevó el balón. Asistió a Lewandowski y el polaco, en lugar de probar de nuevo a Caballero, dio el pase de la muerte para que Gnabry, casi a placer, marcase el 0-1. Y decimos 'casi' porque por poco no evitó Müller el gol de su compañero. Como decimos, el incombustible delantero bávaro tiene el don de la ubicuidad.
Peor aún. Con el Chelsea todavía encajando el revés, de nuevo Lewandowski y Gnabry volvieron a conectar, y este último hizo, de nuevo asistido por el polaco, el 0-2. El Bayern acababa de dejar la eliminatoria casi decidida con dos zarpazos en tres minutos.
No tardó en mover ficha Lampard, pero su doble cambio resultó ser poco atrevido. Se limitó a cambiar fichas, meter jugadores de refresco, sin renunciar a la defensa de tres. Lo acabaría pagando.
Lo haría justo después de, por fin, hacer el cambio ofensivo que estaba pidiendo el partido. Fue sentar a Azpilicueta para meter a Pedro, y el Bayern sentenció el partido, y quien sabe si la eliminatoria.
Alphonso Davies, el joven canadiense que se ha comido el lateral zurdo del Bayern, volvió a hacer otra demostración de su superioridad física y se fue con una facilidad pasmosa en velocidad de sus rivales. Centró para Lewandowski y el polaco, como Gnabry en las dos ocasiones anteriores, remató casi a placer.
Tres goles muy parecidos en el fondo entre sí que sellaron el destino de un Chelsea que no pareció merecer un castigo tan severo, al menos tras su notable primer tiempo. Pero los 'blues' capitularon ante el mayor poderío del rival y, lo que es peor, se cargaron de bajas para la vuelta.
Porque aún le esperaba un revés más a Lampard. Marcos Alonso, en el minuto 84, con todo decidido, decidió cortar una contra pegándole un codazo a Lewandowski en la cara. El árbitro, tras consultar el VAR, cambió la amarilla por una roja directa.
El Chelsea jugará la vuelta teniendo que levantar un 0-3 y sin Jorginho ni Marcos Alonso. El Bayern lo hará con la tranquilidad de haber dejado la eliminatoria prácticamente decidida en la ida.