A los 6 minutos del primer tiempo, Eduardo Camavinga marcó el 0-1 para Francia contra Israel. Oficialmente, la asistencia le rezará a Kolo Muani, que fue quien le cedió la pelota, pero hizo más por el gol el portero Omri Glazer.
El guardameta no calculó uno de los males más temidos por los de su demarcación: el bote. El zurdazo desde fuera del área del madridista llevaba colocación y fuerza, pero no excesivas. De repente, perdió altura. La pelota cayó y botó a pocos metros del cancerbero del Estrella Roja.
Eso le complicó en exceso el trabajo a Glazer, aunque era una jugada que seguía teniendo pocas opciones de acabar dentro. Sin embargo, el balón, tras tocar en el césped, superó las manos del portero y, tras pasar por encima de su cuerpo tumbado hacia la derecha, sobrepasó la línea de gol.