Eran tres puntos vitales para dar un paso más hacia la permanencia en Primera División. Dos derrotas encendieron una alarma que se apagó en Butarque en un partido lleno de oficio. El Leganés saltó al rectánculo con los guantes puestos y acabó ganando a los golpes y a los puntos.
El Celta mostró una pobre imagen y volvió a caer después de levantarse frente al Sevilla con un triplete de goles de Iago Aspas, que no tuvo su día. Guerrero le ganó la partida en la delantera cuando le tocó ser el goleador ante la ausencia de Amrabat.
Sergio Álvarez evitó, sin duda, una goleada. Tuvo que aparecer ante un potente remate de Siovas porque el Leganés fue un equipo que cargaba en conjunto sus ataques. Guerrero ya lo había intentado antes con un disparo cruzado que pasó lamiendo el poste.
Las estadísticas que dejó el encuentro hablan por sí solas y en la primera parte tuvo la posesión el Celta, pero las ocasiones fueron de un Leganés con más pólvora, pero con escasa puntería.
Golpe tras golpe hasta que llegó el gol
90 minutos después, el Leganés tiro siete veces a puerta de los ocho disparos que realizó. Sergio Álverez metió sus guantes en seis de esas ocasiones para mantener con vida a un Celta que se fue diluyendo con el paso de lo minutos.
Diego Rico sacó lo que pudo ser un bazoca por la potencia, pero el balón volvió a estrellarse en un muro que aguantó hasta que pudo. Entre tanto, una ocasión de Sergi Gómez fue más un espejismo.
El Zhar cargó el puño y Guerrero encontró el punto débil metiendo la bota en la jugada con menos apariencia de gol, pero con el mismo peligro de siempre. El Leganés estuvo muy cómodo y se hinchó a golpear hasta que consiguió noquear a un Celta que pierde otra oportunidad de acercarse a Europa.