El fantasma de Corea del Sur en el Mundial de Rusia sobrevoló Múnich. Durante muchos minutos, Alemania estuvo fuera de la Eurocopa. Sin embargo, en una noche aciaga y en la que juego no acompañó, los pupilos de Joachim Löw tiraron de historia y pundonor para, de manera agónica, lograr un empate ante Hungría para estar entre las 16 mejores selecciones del torneo. Eso sí, nadie imaginaba en el Allianz Arena el sufrimiento que le esperaba al combinado teutón.
La cuatro veces campeona del mundo sabía desde antes de empezar el partido que le esperaba. La paciencia y la fortuna iban a ser clave para romper el muro de un combinado magiar que, pese a necesitar ganar para pasar, sabía que sus opciones pasaban por no encajar y esperar una jugada aislada en algún contragolpe.
El plan húngaro estuvo cerca de irse a pique nada más empezar, pues Kimmich casi sorprende a Gulácsi con un disparo de diestra desde el interior del área en el minuto 4, pero el meta del RB Leipzig evitó un primer tanto que, pese al dominio germano de la posesión, cayó del lado visitante.
Szalai pone patas arriba el Allianz
En un contragolpe muy bien llevado por banda derecha, Hungría hizo saltar por los aires todas las apuestas y se puso por delante en el Allianz Arena de Múnich. El héroe fue un Szalai que, tras ganarle a los dos centrales, remató de cabeza un preciso centro de Sallai para colocar el 0-1 en el marcador.
De manera lógica, y con los fantasmas del Mundial de 2018 en la mente, Alemania quedó tocada. Era solo el minuto 11, pero 'Die Mannschaft' solo encontró el camino a la portería de Hungría a base de centros y en acciones a balón parado. En una de estas jugadas llegó la mejor ocasión germana, pero Hummels mandó su extraordinario cabezazo al larguero.
Agazapada atrás y con un diluvio cayendo sobre Múnich, Hungría aguantaba los arreones de una Alemania que no terminaba de generar peligro ni ser ese equipo que bombardeó a Portugal hace unos días. Con más calma de lo esperado, el cuadro magiar se marchó con ventaja al descanso. Un resultado que, en ese momento, eliminaba a las tres veces campeona de Europa.
El paso por los vestuarios no cambió el guion y Alemania siguió dominando el esférico, pero la sensación era que no podía hincarle el diente a un rival que, a cada poco, avisaba con mucho peligro y rondó en algunas ocasiones el 0-2. La más clara fue un remate de falta de Sallai que se marchó directamente a la madera.
Un minuto de locura y Goretzka se convierte en salvador
Pero como el fútbol es una cosa de locos, el Allianz Arena padeció una auténtica esquizofrenia poco después. Y es que en el 68', una tremenda cantada de Gulácsi a la hora de despejar de puños un esférico fue aprovechada por Hummels primero y por Havertz de manera definitiva para poner un 1-1 que dio oxígeno a Alemania... durante unos segundos.
Nada más sacar de centro, y en una jugada plagada de rebotes, despejes, cabezazos y desorden, Szalai filtró un magnífico esférico desde la frontal del área para que Schafer, anticipándose a Neuer, pusiera de cabeza el 1-2 que de nuevo metía a Hungría en octavos de final y mandaba a Alemania al pozo.
Con 20 minutos más el añadido por delante, el campo se inclinó claramente y, con más corazón que cabeza y juego, Alemania quemó naves para buscar a la desesperada un gol que evitase el fracaso absoluto en la última competición como seleccionador germano de Joachim Löw.
Hungría, totalmente replegada y en su área, achicó sin parar agua. Cada vez había más fugas, pero el barco magiar seguía flotando y con la costa de los octavos de final cada vez más cerca. Sin embargo, cuando el sueño húngaro estaba más al alcance que nunca, se cumplió esa máxima: "El fútbol es un deporte de once contra once en el que siempre gana Alemania".
Goretzka, en el 84', cazó un rechace para conectar un disparo que tenía a toda una nación detrás. El esférico entró con violencia en la red rival y el 2-2 subió al marcador del Allianz Arena de Múnich, que tras casi hora y media de sufrimiento por fin respiro tranquilo con el pase de una 'Mannschaft' que se verá las caras con Inglaterra en Wembley.