El Barça tiró de garra, coraje y mucha épica este miércoles ante el Sevilla. El cuadro 'culé' ganó y selló su pase a la final de la Copa del Rey de la forma más agónica.
En el 94', Piqué puso el 2-0 que mandaba el encuentro a la prórroga y en el tiempo extra puso Braithwaite el 3-0 definitivo que clasificó a los de Koeman.
La sorpresa del once fue la inclusión de Pedri, que días antes estaba con muletas. Esto propició la tercera suplencia seguida de Griezmann, que se ha visto perjudicado por el cambio de sistema.
En la última jornada de Liga, también ante el Sevilla, el técnico azulgrana apostó por poner tres centrales en la alineación y darle más libertad a Messi, Dembélé y Pedri en zona ofensiva. El experimento salió bien y el Barça venció 0-2.
Visto el buen rendimiento de su plantilla ante los hispalenses, el neerlandés repitió once y no contó con el galo, que a pesar de estar en el banquillo fue uno de los que más animó a sus compañeros.
El 'Principito' no entró hasta el 63', cuando sustituyó a Dest con un 1-0 insuficiente en el marcador que dejaba a su equipo fuera de la Copa. Sin embargo, el caprichoso destino del fútbol volvió a dar un giro de 180º. El propio Girezmann, tras una gran maniobra para librarse de su defensor y poner así un centro impecable, fue el asistente en el gol de Piqué que mandó el encuentro a la prórroga.
El francés jugó solo 27' dentro del tiempo reglamentario, pero reclamó su sitio en un nuevo sistema que hasta el momento le ha vetado la entrada.