La jornada de la Europa League estaba dejando goles bastante buenos. Pero en el último que acabó, el Benfica-Dinamo de Zagreb, se vio el mejor. O al menos, el que parecía imposible.
Porque por momentos el tanto del valenciano desafió las leyes de la física. No se lo pensó para pegarle, lo hizo con determinación, pero seguramente no hubiera esperado una ejecución así.
El defensa español dejó petrificado al portero croata con un misil que nació de sus botas con una caída repentina hacia la portería. Cerca de la escuadra, con todo el campo mirando, la bola cayó a la red.
No solo fue la tranquilidad para el Benfica, que tuvo que llegar hasta la prórroga para voltear el 1-0 de la ida, sino que optará a uno de los más bonitos de la competición cuando acabe.
14 de marzo de 2019