La nueva ley de seguridad para Hong Kong es necesaria y nadie debería imponer sanciones a China por ello, aseveran los expertos chinos, mientras que entre los hongkoneses abunda el miedo a que la legislación se convierta en un arma de persecución política.
Así, organizaciones del llamado movimiento prodemocrático como Demosisto han decidido disolverse para sortear la ley, que establece penas de hasta cadena perpetua para delitos de "secesión, subversión contra el poder estatal (cargo habitualmente usado contra disidentes y críticos), actividades terroristas y confabulación con fuerzas extranjeras para poner en riesgo la seguridad nacional".
Muchos activistas hongkoneses se oponen a Pekín replantean ahora su estrategia. Temen que China pueda usar el texto para perseguirles por sus ideas -en la manifestación del 1 de julio la Policía local detuvo a varias personas por portar banderas independentistas- y de paso impida su participación en las próximas elecciones legislativas previstas para septiembre.
De hecho, uno de los primeros ejemplos de detenciones bajo la nueva ley ha sido la de un aficionado del Liverpool que vestía la camiseta del conjunto inglés. Al parecer, Qu gritó "'viva el Liverpool!" al cruzarse con otros aficionados del conjunto 'red' para celebrar la conquista del título, lo que le supuso que la Policía lo detuviera por violar esta nueva ley. Además, también se le acusó de haber incitado a la independencia de Hong Kong, según apuntaron medios locales.
En teoría, la ley busca desactivar la mayor crisis recientemente vivida en la ex colonia británica tras una oleada de protestas que, en numerosas ocasiones, acababan en graves incidentes violentos entre policía y manifestantes radicales.