La primera vez siempre es complicada. La máxima trasciende el fútbol. Pero hay gente que nace con estrella, que echa muros abajo en su primer intento. Y Erling Haaland es uno de esos tipos. Lo que muchos catalogan como debut brillante en la Bundesliga casi puede considerar un día más en la oficina para el noruego.
El gran fichaje del mercado de invierno hizo magia. Convirtió, con su triplete en 22 minutos, un 3-1 en un 3-5. La locura. Pero no es la primera. Todo comenzó en el Mundial Sub 20, su primera vez en una cita así.
La historia es sabida: Haaland se dedicó a meter en la portería de Honduras todo lo que le caía en los pies. Así hasta nueve veces. Y a pesar de la poca entidad del rival, hacer nueve no está al alcance de todos.
Aquello ocurrió en mayo. El apellido del noruego podría haber quedado como el de ese desconocido futbolista que no hace una carrera muy destacada y que tuvo su momento de gloria. Pero el surco posterior lo acabó convirtiendo en un aviso de su magia.
Ya fichado por el Salzburgo, llegó el momento de grabar su nombre en la Champions. Primer partido, ante el Genk, y un vendaval: su primer triplete con resonancia lideró el sonoro 6-2 en la fase de grupos.
Y al cierre de la misma, seis partidos después, logró acabar por encima de Cristiano Ronaldo y Messi como máximo anotador contra todo pronóstico.
Así que procede no hablar de su última gran exhibición en el 3-5 al Augsburgo. Dados los precedentes, mejor referirse a la penúltima.
January 18, 2020