110 días después, el Real Madrid volvió a perder. Lo hacía cayendo con estrépito, de brazos caídos, sin rumbo. Pero no, nadie se va del Santiago Bernabéu sin sufrir. Ni siquiera una Real Sociedad atrevida, decidida y apoyada en un grupo de chavales con un hambre atroz.
El equipo de Imanol Alguacil tiene ese algo especial, quizá deslucido en su última dinámica, pero que cuando junta a los buenos es capaz de hacer de todo. De hecho, sin su mejor versión, la Real Sociedad fue capaz de tumbar a un Madrid que en el alambre había funcionado como un rodillo.
La Copa tendrá que esperar para el Real Madrid. Por delante, la lucha por la Liga y la Champions y el sabor amargo del 'palo' contra la Real. Porque 15 minutos de ímpetu no pueden emborronar 70 de superioridad 'txuriurdin'. El miedo escénico, seguramente, tuvo mucho que ver.
Se pone así el punto final a 21 partidos donde el conjunto blanco combinó momentos de "sí, pero no", de eso que llaman flor, y auténtica superioridad. El derbi queda como la última bala disparada por un Madrid que este 6 de febrero volvió a caer.
La Real apareció cómoda y decidida
Para la cita, aún sin Bale ni Hazard, Zinedine Zidane tampoco optó por los cinco centrocampistas. Buscó explosividad con Vinicius y Brahim y en el medio acompañó a James Rodríguez de Fede Valverde y Kroos, pero el equipo se le quedó a medio camino de la profundidad.
Delante, Imanol planteó un partido de fases. Quiso el balón y ordenar sus ideas mientras se abría el Madrid y entonces agitó. Los donostiarras parecían cómodos tanto en estático como en el ida y vuelta que derivó en el 0-1 de Martin Odegaard.
El noruego, con muchas ganas de agradar en la que será su casa, castigó a un Real Madrid deslavazado. A los 22 minutos de juego, Alexander Isak probó con un disparo duro que rechazó un Areola que había transmitido seguridad hasta ese momento.
El esférico le cayó a los pies a Odegaard, que desde la frontal del área remachó centradito y entre las piernas del guardameta francés. No lo celebró el noruego, que dio un auténtico recital. Un buen 'sneak peak' para los blancos mientras son los donostiarras quienes disfrutan de su fútbol.
Lo cierto es que el gol de la Real Sociedad parecía hacer mejor al Madrid, que se asentó por primera vez en el encuentro, pero no iba más allá de los destellos de Vinicius y algún tiro de un James gris. En ese contexto, los de Imanol seguían relativamente cómodos y perdonaron una y otra vez.
Isak, hambriento desde el minuto uno, erró dos goles claros al borde del descanso. Sería el prólogo al festival del sueco, dispuesto como toda la Real Sociedad a tumbar a un gigante al que habían encontrado el punto débil.
Y entonces llegó la debacle
La Real Sociedad rompió todas las costuras del Real Madrid. Al descanso ajustó la puntería y se encontró con un gol anulado a Isak, que escasos minutos después halló definitivamente el premio. En el 54', Barrenetxea partió a Nacho, ganó la línea de fondo y la picó al corazón del área, donde el sueco definió con una volea inapelable.
Ahí, el partido entró en una deriva de absoluta locura. Isak firmaría su doblete y dejaría completamente desconcertado al coliseo blanco. En un rechace desafortunadísimo para el Madrid, el delantero donostiarra se encontró con el balón en los pies en pleno área y reventó el arco de Areola. Se había cansado de indultos.
Marcelo metería lo que parecía un espejismo para el equipo de Zinedine Zidane. El brasileño recortó con el 1-3 en cuestión de segundos, en un zurdazo que sorprendió a un Remiro que esperaba el centro. Pero estaba escrito y los blancos habían bajado los brazos... o eso aparentaba. Mikel Merino metió el cuarto de los suyos en una acción de desidia de toda la zaga madridista, pero entonces llegó la respuesta.
La épica parece que va en la sangre del Real Madrid, por postiza que a veces resulte. Rodrygo hizo el 2-4 en el 81' después de un tanto anulado a Vinicius y los blancos se lanzaron contra la portería de Remiro con más fe que acierto, pero en estas situaciones, los de Zidane tienen un imán.
Se añadían seis minutos al partido y en el 93' llegaba el 3-4. Nacho cabeceaba un centro de Modric después de mil y un rebotes. Que si una chilena, que si un mal despeje... Total, que el equipo de Zidane, con un minuto por delante, se veía otra vez sobreviviendo aunque fuese por instantes, hasta que Mateu Lahoz pitó. Y sí, parece increíble, pero no: el Madrid volvió a perder.