El gol está encariñado de Ansu Fati. Después de cuatro operaciones en diez meses, este recibió al nuevo '10' del FC Barcelona por todo lo alto, con vítores, besos y palmadas en la espalda. Él solo tuvo que encarar y golpear ante la media luna del área para que el balón se fundiese en un reparador abrazo con la red. Así es como se cierran las cicatrices.
Con el '10' a su espalda, Lionel Messi marcó entre 2008 y 2021 hasta 630 de sus 672 goles como jugador del Barça. El domingo cayó el 631 desde entonces para el dorsal que ahora porta Ansu Fati. Pasó por el '31', el '22' y se le esperaba con el '17', pero las circunstancias obligaron a una transición rápida. Seguramente como acción de marketing, este número no podía quedar suelto y fue a parar al que se señala como el heredero del argentino. De momento, lo primero que ha recibido de él han sido dos cifras que representan una auténtica institución en el Camp Nou.
Antes de Messi lo portó Ronaldinho, también lo llevaron Rivaldo, Romário, Diego Armando Maradona, Luis Suárez o Ladislao Kubala. Poca broma, pero un número también es una mochila pesada para la espalda del jugador. No obstante, en el Camp Nou, a Ansu Fati se le vio volar ligero. No había tiempo para la presión. Después de diez meses en la enfermería se aprende que cada minuto puede ser el último.
Contra el Levante, Ansu Fati dio al fin continuidad a su trayectoria y disputó su partido número 44 con el Barcelona. No se le veía desde el 7 de noviembre de 2020 y no marcaba desde el 24 de octubre, en la derrota en el 'Clásico' del Camp Nou. Verle corretear de nuevo por el verde catalán fue un soplo de aire fresco para un barcelonismo necesitado de nuevos ídolos. Y su gol, tras solo diez minutos en el campo, culminó la alegoría al '10'.
BeSoccer Pro estudia el inicio de la carrera de Anssumane Fati, siempre con el importante asterisco de su pausa y continuación. Una rotura del menisco interno de la rodilla no es asunto menor y el tiempo dirá si ha afectado de alguna manera al fútbol del delantero. De momento, el idilio con el gol parece intacto. Y si le ponemos frente al espejo de Leo Messi encontramos semejanzas sorprendentes.
En resumidas cuentas, el mapa de datos de ambos tras 44 partidos es casi idéntico. Entre el debut oficial de Messi el 16 de octubre del 2004 hasta que alcanzó estos encuentros, el 15 de octubre del 2006 ante el Sevilla, pasaron 729 días en los que este comenzaba a afianzarse. Cambió el '30' por el '19', le quitó la titularidad a Giuly y empezó a acercarse al gol. Esto tomaría forma en ese curso 2006-07 en el que llegó a hacerle un 'hat trick' al Real Madrid.
Durante sus primeros 44 encuentros, el rosarino disputó 2.396 minutos en los que marcó 13 goles. Esta cifra la alcanzó con 19 años, tres meses y 20 días. Por su parte, Ansu Fati, lesión mediante, reapareció contra el Levante con 18 años, diez meses y 23 días. Y en ellos ha hecho para el Barça 14 tantos en 2.022 minutos.
Mejora así el ratio de Leo, quien estaba en 0.49 tantos por 90 minutos, con 0.62 por cada tiempo reglamentario jugado. Además, para estrenarse con el Barça, Ansu Fati solo necesitó 17 minutos de juego tras entrar como suplente ante Betis y Osasuna, su primera víctima. Messi, 237 para ver puerta en su noveno partido como azulgrana. Fue aquel mítico 1 de mayo del 2005 contra el Albacete.
Ansu Fati ha roto prácticamente todos los récords que se le han puesto por delante. Es el jugador más joven en marcar con el Barça en Liga; en hacer gol y asistir en un mismo partido; en meter un doblete; el debutante más imberbe en Champions, donde también es el anotador más joven; y con la Selección es el segundo debutante y el goleador más precoz.
Prácticamente todo lo que tenga que ver con el gol lo ha pulverizado porque tiene una facilidad pasmosa. Con el FC Barcelona ha necesitado solo 28 tiros a puerta para hacer sus 14 goles. Es decir, cada dos disparos entre los tres palos consigue batir al portero. A nivel general, lanzamientos a puerta o no, han sido 68. Esto también deja un potente promedio de 4.86 necesarios para anotar.
En la ciudad condal se respira cierta euforia, pero se reclama calma y paciencia. Que un solo gol no quede en un espejismo. Aun así, tras los últimos partidos de inoperancia ante la portería, es difícil que un futbolista con ese don ante el portero no sea visto como la gran esperanza (y casi única junto a Depay). Por mucho que acabe de regresar tras diez meses de una baja dolorosísima. Pero es así, Ansu Fati y el Barça tienen heridas abiertas y el uno es la medicina del otro.