Lee Sang-Min no olvidará, sin duda, el amistoso que cambió su vida. El joven jugador recibió un fuerte golpe durante un encuentro internacional y terminó sobre el césped totalmente aturdido.
Pero la rápida intervención de uno de sus compañeros que le realizó el boca a boca le salvó la vida. Para cuando los médicos del club llegaron a la zona del terreno de juego, Sang-Min ya estaba siendo reanimado.
Ahora, el joven coreano, que se encuentra sano y salvo, tendrá que guardar reposo y estará, al menos, tres meses fuera de la competición. Sin duda, una segunda oportunidad que la vida le ha regalado a Sang-Min.