La Serie A no está siendo el campo de rosas que muchos esperaban que fuera para un 'capocannoniere' como Cristiano Ronaldo. Si ante Chievo y Lazio se quedó con las ganas, ante el Parma no fue menos.
Peor aún. En el Ennio Tardini la estrella lusa de la Juventus evidenció una ansiedad por marcar que no hizo sino perjudicarle. Quería marcar de una vez, que se dejase de hablar de eso, reivindicarse y sacarse la espina. Pero se la clavó un poco más profundo.
Disparó en ocho ocasiones, la mitad entre los tres palos, y sólo en uno de los tiros de los cuatro Sepe tuvo que emplearse, pero su ansiado gol no llegó.
Lo intentó incluso con su chilena fetiche, aunque en esta ocasión fue más bien un disparo de tijera que de disparo tuvo poco. Intentó rematar un balón rebotado al cielo con un disparo acrobático, quizá la peor opción posible estando marcado por dos rivales, y ni siquiera estuvo cerca de pegar al balón.
No tuvo ante el Parma la mala suerte que ante la Lazio, partido en el que convirtió en asistencia un gol sobre la línea de anotación. En el Ennio Tardini no estuvo ni cerca de marcar, aunque lo intentó más que nunca.
La ansiedad le ha poseído y desmejorado. Se le ve atenazado por las ganas de marcar, y eso le lastra. A él y a su equipo, que está a un paso de focalizar su juego por y para que Cristiano marque de una vez.