Un ucraniano fiel por completo al fútbol del este europeo, algo común. Seleznyov, '9' puro de envergadura y predilección por el juego de área, vive los últimos coletazos de su carrera en el Akishar Belediyespor turco. Hundido y rozando los puestos de descenso en Turquía y fuera virtualmente de los dieciseisavos de Europa League, el ocaso en su vida futbolística es palpable.
Hace unas temporadas, todo era diferente. En los inicios de su carrera militó en el Shakhtar Donetsk y acabó fichando por el Dnipro el equipo que más ha significado para su vida como futbolista. Cinco temporadas y media visitendo la misma camiseta dieron para mucho, incluso para casi tocar el cielo europeo.
27 de mayo de 2015, ante él, el gran Sevilla, un equipo en mayúsculas a la hora de hablar de la Europa League. El Dnipro hizo historia al superar al Nápoles en la semifinal de la segunda competición europea y alcanzó el 'stage' definitivo. Una día en el que poder grabar su nombre con letras de oro en la historia de su equipo.
La oportunidad llegó tarde para Seleznyov. Partió desde el banquillo, adelantado por Kalinic, actual delantero del Atlético de Madrid, que anotó en la primera mitad. Seleznyov saltó al campo para jugar el último cuarto de hora de la final en sustitución del croata cuando el marcador mostraba un 2-3 que permanecería hasta el final.
Dos goles de Bacca y uno de Krychowiak dieron la victoria al Sevilla, arrancando de cuajo el sueño de Seleznyov, de sus compañeros y de la afición. El cielo se quedó a unos centímetros. El marcador ajustado pudo haber cambiado, pero no lo hizo... y, a partir de ahí, la carrera del delantero se puso cuesta arriba.
Seis meses después dejó el club y se marchó al Kuban Krasnodar, donde sólo duró media temporada. Shakhtar y Karabukspor fueron los dos equipos que defendió sin demasiado protagonismo en el siguiente año y medio antes de dal el salto al Akishar Belediyespor en enero de 2017.
En el equipo turco es una de las referencias en ataque y rara es la jornada que no parta como delantero titular, pero sus aspiraciones cambiaron drásticamente. Hace tres años tuvo la oportunidad de coronarse como campeón europeo y ahora, lo máximo a lo que aspira su equipo es a conseguir unos tres puntos ante el Sevilla para retrasar una eliminación que parece condenada a llegar.