Era un día como otro cualquiera en Milanello, pero entonces llegó Ibra a romper la paz. Pelotazo a Bonera y mirada desafiante. La tensión se palpaba en el ambiente. Menos mal que era una broma del sueco...
Ibra se acercó, con actitud chulesca (si no, no sería Ibra), a Bonera, quien fuera compañero suyo en su primera etapa en el Milan y actual segundo de Pioli. Y le pegó un balonazo.
Pero a esa falta de respeto a un miembro del cuerpo técnico le siguió otra. Avanzó hacia él con actitud desafiante, y cuando estaba a poco menos de un metro, fue detenido por el brazo del segundo entrenador.
February 23, 2021
Y en esas apareció Pioli, y solo ante el gran jefe Ibrahimovic rebajó el tono. ¡Todo era una broma! Estaba claro, pero este tipo de bromas nos demuestran qué clase de jugador es el sueco: de los que quieren ganar hasta entrenando.