Pudo haber sido muchas cosas, la alegría fue por barrios, pero al final no se quedó como inquilino de ninguno de ellos. Los Wolves hicieron más por ganar; el Southampton lo hizo primero y tuvo la última ocasión. Pero, al final, tablas.
Todo en un partido de vaivenes con un nombre propio: el de Raúl Jiménez, que tuvo que marcar hasta en tres ocasiones para que solo pudiera valer uno.
Su película personal comenzó poco antes de la media hora, cuando le anularon un tanto por apoyarse en la mano para mandar a las mallas el pase de Boly. Poco antes del descanso, otra puñalada vía VAR.
Porque el mexicano ya había celebrado su pase a la red cuando el videoarbitraje detectó una posición adelantada. Así que llegó el descanso; sin goles y con microinfartos.
El zarandeo gordo quedó reservado para el minuto 53, cuando Ings adelantó a los visitantes en el momento menos esperado. Aprovechando un balón suelto, batió a placer a Rui Patricio y puso el choque más empinado para los locales.
Eso sí, ni siquiera habían transcurrido diez minutos cuando Raúl Jiménez, esta vez sí, anotó. Lo hizo de penalti, su especialidad de la temporada, y esta vez sí con el VAR de su lado, pues confirmación el empujón a Doherty.
Adama Traore pudo haber sellado la remontada, pero lo cierto es que el último sorbo del choque fue una gran intervención de Rui Patricio tras una gran falta de Ward-Prowse. Así que ambos tuvieron que resignarse al combate nulo.